Burriana celebró ayer la festividad de la Mercé, y lo hizo con la popular batalla entre niños y los cabuts. Para preservar tanto las piezas restauradas --algunas datan de mediados del siglo pasado-- como evitar daños entre los participantes, se mantuvo la iniciativa iniciada el pasado año de utilizar palos hinchables, en lugar de los bastones de cartón que daban buena cuenta de la batalla con los posteriores moratones que aparecían tanto en unos como en otros. Se dieron 1.600 unidades de estos aplaudidores de plástico para los participantes.

La emblemática cita llegó después de la misa de las 19.00 horas, cuando los cabuts salieron del Centre Municipal de Cultura La Mercé y comenzaron a dar varias vueltas a la manzana, persiguiendo y siendo perseguidos por los varios centenares de niños que esperan con ansias esta jornada. La actual contienda es una derivación de la fiesta que empezó con los cabezudos al son de la música, y que con el paso del tiempo ha evolucionado hasta convertirse en esta animada afrenta.

NUEVA CITA / Esta tarde, al finalizar la misa, de nuevo volverán a salir estas figuras, en el comienzo de la procesión, pero en esta ocasión seguidos por los cuatro gigantes con que cuenta Burriana. Detrás de ellos discurrirá el desfile procesional, ya más serio, organizado y menos lúdico y al que se sumarán algunas comisiones falleras, entre ellas la de la Mercé.

Precisamente este colectivo preparó anoche un dosel, en el que expuso a la Virgen en la calle Mare de Déu de la Mercé, en un acto que se recuperó el pasado año, después de más de dos décadas en las que la imagen permanecía guardada en una vivienda particular. Cerca de 400 personas participaron en el porrat con cena de pa i porta, organizado por la falla y que concluyó con una discomóvil. Esta iniciativa, a pesar del poco tiempo transcurrido desde su regreso, lleva camino de consolidarse para la potenciación de estas fechas entrañables.