La exposición de la imagen de la Virgen de la Paciencia por los sectores de Orpesa culminaba, ayer, en la calle Ramón y Cajal, por donde entró hace 50 años la patrona. El casco antiguo se impregnaba del aroma de las miles y miles de hojas de laurel y lentisco que perfumaban a la virgen y a todos los visitantes. Un altar con cúpula, fabricado con madera e “inspirado en una foto de hace 50 años que se hizo cuando llegó la Mare de Déu”, centró el decorado, según Mª Carmen Tejedor, miembro del sector, que ha contado con la colaboración y el trabajo de 70 vecinos durante el verano. La pieza, además, ha sido elaborada por José Vicente Martínez, hijo del carpintero que lo hizo en su día, José Martínez Pepito.

Como escenario, un carruaje antiguo, con algarrobas y almendras, recreaba el entorno de una época agrícola. Y un millar de flores de papel de los colores de la virgen, en más de 140 farolas, adornaron, además, el sector que representa al casco antiguo con alrededor de siete calles.

Además, 160 asociadas a las qmas de casa celebraron su 24º aniversario, en el marco de la semana grande. El alcalde, Rafael Albert; la reina de las fiestas, María Rodrigo; las damas y la corporación las acompañaron en la misa, tras la cual obsequiaron a la virgen con su insignia, nombrándola presidenta de honor. La celebración concluyó con una comida de hermandad.

INICIO FIESTAS // El disparo de las carcasas, por la tarde, anunciaba ayer el inicio de las fiestas desde la calle del Ayuntamiento, junto a la misa de difuntos, el pasacalle de la Unión Musical Orpesa y la subida de la virgen a su capilla. Con el septenario continuó una jornada que cerraron los bailes de la Escola de Danses. H