Dos años suponen un breve periodo de tiempo para un edificio con más de siete siglos de historia. Este ha sido el plazo para llevar a buen puerto una notable transformación en el castillo de Peñíscola. El presidente de la Diputación, Javier Moliner, presentó ayer de manera oficial estas novedades, que constituyen la primera parte del plan director de la fortaleza. Las actuaciones han permitido la recuperación patrimonial de 12 dependencias, el hallazgo de estructuras medievales que habían quedado ocultas en reformas anteriores y la museización de buena parte de las salas, con explicaciones sobre la trayectoria de la construcción, con especial atención a la Orden del Temple y al Papa Luna.

Moliner defendió en su intervención que hace cinco años se propusieron dar un nuevo valor a la visita a la fortaleza y suplir carencias. «Teníamos que revolucionar el producto turístico y hacerlo con ambición», explicó. La falta de un proyecto expositivo claro y la crisis hicieron descender el número de visitantes, con el récord negativo del 2012, 220.000 entradas. El camino ya recorrido les «ha hecho invertir la tendencia» y han logrado «alcanzar los 300.000 en el 2016, con crecimientos del 20% en los dos últimos ejercicios».

El presidente del ente provincial confía en que la ejecución de todas las medidas previstas les «permitirá materializar el sueño de los 500.000 turistas anuales, con una inversión total de unos cinco millones, que prácticamente se amortiza a medida que avanzan las obras».

Icono turístico

La puesta de largo de los nuevos elementos permite, en palabras del alcalde de Peñíscola, Andrés Martínez, «recordar con orgullo nuestra historia y personajes y constituye un antes y un después de un icono no solo para la ciudad y la provincia, sino del conjunto de la Comunitat y España». Apuntó que se tiene la idea de celebrar en marzo una serie de jornadas de puertas abiertas para que todo el mundo pueda contemplar las innovaciones.

A lo largo de los últimos meses, se han incorporado paneles, escenografías y vídeos. Por ello, la bienvenida a las autoridades la dieron ayer unos actores, que representaban a un templario y al Papa Luna. Estos personajes son los encargados de protagonizar las visitas teatralizadas. La arquitecta responsable del plan director, Pepa Balaguer, añadió que los guías que trabajan cada verano «han incrementado su formación, adaptada a todo el proceso multidisciplinar».

La actualización no acaba aquí. Moliner indicó que la próxima fase se centrará en el salón gótico, la capilla y el salón del cónclave, para culminar con la adaptación del parque de artillería. Tras la visita oficial, la comitiva acudió al faro, que en Semana Santa prevén que ya se use como zona de recepción y de venta de entradas.