No cabía un alfiler en la Vila de Almassora, ayer convertida en punto neurálgico de los festejos de bous al carrer de la provincia. Y, sin embargo, no fue coser y cantar templar de salida al primero de los dos toros anunciados, de la ganadería La Palmosilla, en la segunda tarde taurina de las fiestas de Santa Quitèria.

Se puso en puerta Rafa Lorite llegadas las 18.00 horas, pero no resultó fácil templar a Gorrazo, que lo apretó en dos ocasiones en los cadafals de la parte derecha de la plaza Mayor. El ejemplar de las peñas Els Vint, La Brusa, La Colla, Els Casats, l’Aberració, El Garbo, Bufa la Gamba, La Galbana, l’Estocà, El Roser y La Tribu prefirió las calles del recinto, en las que fue seguido por centenares de aficionados taurinos.

Raulillo se había ganado a cuerpo limpio recibir a Maravilla, financiado por la peña El Caragol. El ganador del trofeo al Mejor Recorte de Salida del pasado octubre tuvo que insistir con el Torrestrella para darle una serie de rodadas de recibo. Tocó calles, pero también plaza. Sobre la arena lo probaron los rodaors, le levantó la chaqueta Hugo y fue muy noble a las rodadas de Rafa.

COMPLETA JORNADA

La tarde taurina se prolongó con la suelta de las vacas de la ganadería El Saliner. Precisamente el ganado de corro fue el gran protagonista de la matinal con la entrada y prueba de reses de la ganadería Germán Vidal, de Cabanes, que estuvo a un gran nivel, destacando a Jordi Cubertorer y Julián Marín a la rodada, en La Picaora.

Una vez cerrados los chiqueros, el turno fue para los más pequeños, que participaron masivamente en el encierro infantil con carretones embolados de Bou per la Vila que, una edición más, estuvo patrocinado por la Asociación de Peñas Taurinas de Almassora. De nuevo, los pequeños de la casa demostraron que, en Almassora, la afición corre por las venas de los vecinos desde la misma infancia. La fiesta tiene el futuro más que asegurado.