Uno de los municipios que mejor simboliza las dificultades por las deudas del Consell es Cinctorres. La Generalitat debe 502.663,85 euros al consistorio y, tal como apunta el alcalde, Antoni Ripollés, “es una situación crítica. Es preocupante que a día de hoy los responsables no hayan dado un calendario de pagos a los ayuntamientos”.

Según el primer edil, “si continúa este problema habrá que tomar medidas drásticas”. La suma del débito, que se alarga desde el 2008, es igual al presupuesto anual de la localidad, unos 1.000 euros por habitante, “además, no tenemos ayudas del plan eólico y estamos completamente ahogados económicamente” indicaba Ripollés.

Entre las medidas que se han visto obligados a tomar está la reducción de 15 a cinco trabajadores de la plantilla municipal, “lo que incrementa de forma considerable la tasa de paro del pueblo”, señalaba. También se cerró el pasado mes de diciembre la piscina climatizada para ahorrar gastos, así como se disminuyó la potencia lumínica pública. Asimismo, se revisarán las cargas que suponen la escuela infantil y el centro de salud.

El alcalde se mostró firme: “Somos un pueblo con las cuentas claras, no tenemos que pedir créditos y, con lo que estamos sufriendo, si es necesario nos encerraremos en la Casa de los Caragols hasta que paguen”. H