El comedor social de Burriana atiende a una media de 166 personas diariamente entre niños y adultos y, con el paso de los años desde que arrancó la crisis, «ha ido variando el perfil de los usuarios hasta situarse aproximadamente en un 50% de españoles y otro 50% de extranjeros», tal y como explicó ayer María Carmen Moragrega, presidenta de la entidad que ofrece este servicio.

Son ciudadanos a los que se ayuda gracias a las donaciones de diversos supermercados de la ciudad, Castellón y Onda y también a los mercados central y el ambulante y panaderías burrianenses. A ellos, indicó que «les damos la comida caliente al mediodía y, luego, les ofrecemos alimentos en frío para la cena y también el desayuno, fruta, verdura y postres». Además, se mostró satisfecha, pues este año recibirán una aportación económica del Ayuntamiento para afrontar gastos no incluidos en las donaciones que recibían hasta ahora, como el alquiler del local, el gas o la luz.

Este mes de febrero ha comenzado con buen pie. Y es que el comedor social ha conseguido la licencia de actividad tras realizar todas mejoras que se les solicitaron y, de este modo, han salvado la orden de cierre. «Estamos muy satisfechos. Ahora ya dormimos de un tirón y solo tenemos palabras de agradecimiento para quienes nos han ayudado a conseguir lo que yo ya veía imposible», indicó Moragrega, quien no olvidó palabras de agradecimiento para el dueño del local donde están, ya que, «nos ha avanzado el dinero para efectuar las obras y, ahora, nosotros se lo iremos devolviendo poco a poco».

Así, ya respiran tranquilos los voluntarios y también las personas a las que dan de comer porque «ya lo tenemos todo por fin. Nos ha costado y mucho, pero lo hemos podido lograr».