Los voluntarios del comedor social de Burriana trabajan para conseguir que el local reúna los requisitos básicos para evitar su cierre forzoso, ordenado por la Alcaldía para el próximo 11 de enero.

Con ese propósito están informando al Ayuntamiento de los avances que realizan en las instalaciones. A pesar de ello, la alcaldesa, Maria Josep Safont, firmó el pasado jueves el decreto de clausura, algo que solo evitarán si antes de esa fecha consiguen la necesaria licencia de actividad.

Mari Carmen Moragrega, portavoz de la oenegé responsable, informó ayer que «está prácticamente todo. Lo más costoso se ha hecho y únicamente queda cambiar la puerta del aseo para personas con movilidad reducida, para que abra hacia la derecha en lugar de hacia la izquierda, una barra de apoyo en este lavabo e instalar un adhesivo informativo para señalar que es adaptado».

Además, explicó que «a medida que teníamos fondos hemos adecuado los elementos que exigían». Entre ellos, destacó la campana de la cocina y el extintor, la rampa de acceso desde la calle, la instalación de dos ventanas hacia el exterior, separar los aseos de la zona destinada al comedor y la insonorización del local. Cada día acuden a este espacio social entre 150 y 160 personas.

CIBUR // La portavoz de Cibur, Mariola Aguilera, lamentó que el consistorio apruebe una subvención de 3.000 euros para el comedor social y, unos días después, «firmen una orden de cierre de este servicio de la oenegé».