La consellera de Vivienda, Obras Públicas y Vertebración del Territorio, María José Salvador, presentó ayer el Plan de Acción Territorial de la Infraestructura Verde de Litoral (Pativel) de la Comunitat Valenciana, que protege las zonas más vírgenes de 11 municipios costeros castellonenses, aquellas que incluyen las áreas de playa que prácticamente se han librado de la fiebre del ladrillo. Se trata de Vinaròs, Benicarló, Peñíscola, Alcalà, Torreblanca, Orpesa, Benicàssim, Burriana, Nules, Moncofa y Xilxes. De hecho, con el Pativel quedan protegidos ámbitos de gran valor como la Renegà, en Orpesa, la desembocadura del Sénia, en Vinaròs, o la zona del Cap i Corb, en Alcossebre.

El documento regula los usos y actividades y divide los suelos en diferentes tipos dentro de la franja de 1.000 metros desde la orilla del mar. Así, los primeros 500 metros abarcan el denominado suelo no urbanizable de protección del litoral, que persigue «evitar que queden sellados por la urbanización». Mientras que de los 500 a 1.000 metros se admiten usos deportivos abiertos, campos de golf sin viviendas, dotaciones, cámpings y hoteles con encanto. Estos tipos de suelos de mayor valor no podrán ser reclasificados a urbanos ni urbanizables por los planteamientos territoriales, tal y como explicó ayer el director general de Ordenación, Lluís Ferrando.

En Castellón, más allá de los parques naturales de Irta, Cabanes-Torreblanca y zonas húmedas, uno de los ámbitos más afectados es la desembocadura del Sénia, en el término de Vinaròs. De hecho, el edil de Urbanismo, Jan Valls, explicó que el Ayuntamiento «va en sintonía con la Conselleria». Precisamente, una de las propuestas es que la zona de Sol de Riu, cercana a la desembocadura del Sénia y de gran valor paisajístico, sea declarada no urbanizable. Informa J. F.

alegaciones // El plan, que se abre a consulta pública durante dos meses, también incide en el área de Cap i Corb, situada en el sur de Alcossebre con el límite a Torreblanca, una circunstancia que choca con las pretensiones del Ayuntamiento, que estudiará presentar alegaciones. El edil de Urbanismo de Alcalà, José Colom, quien asistió a la presentación, explicó que analizarán la documentación para ver cómo les afecta y lo trabajarán «tanto desde el consistorio como con el empresariado». El Ayuntamiento entiende que las restricciones pueden poner en riesgo el futuro desarrollo urbanístico de Alcossebre. La primera muestra de ello fue el rechazo, por parte de la Generalitat, a un plan urbanístico en la zona de Marcolina, debido a la moratoria urbanística decretada hace un año, previa a elaborar el Pativel. Informa B. R.

Orpesa es otro de los municipios más afectados por el Pativel. El plan hace hincapié en la zona de la albufera y en el ámbito de la Renegà, un espacio con «mucha presión urbanística», según fuentes del departamento autonómico. Orpesa solicitó al Consell flexibilizar las medidas correctoras impuestas en la redacción del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) antes de su aprobación final «por impedir el desarrollo de la localidad».

Precisamente, una de las grandes parcelas afectadas es la del Rejolar (albufera), el espacio entre el campo de fútbol y el río Chinchilla, incluida en el Pativel. «Un plan que dificulta el desarrollo del municipio no viene bien», explicó el edil de Urbanismo, Tomás Fabregat, que anunció que presentarán alegaciones. «Les pediremos que tengan sensibilidad especial por nuestra característica turística». Informa E. B. H