Costas cumplió con su amenaza y ayer derribó una vivienda en primera línea de la playa de Almenara, que a primera hora estaba habitada por el hijo de los propietarios, que fue avisado por los vecinos que escucharon la llegada de las máquinas y por el despliegue policial. Esta intervención es la primera que se produce después de las elecciones, a pesar de que los dirigentes de Costas están en funciones y en un mes cambiarán los mandos.

Después de demoler la zona delantera, los trabajos se paralizaron por la lluvia. El habitante tuvo el tiempo justo para recoger sus enseres. Durante la acción, la indignación fue creciendo entre los dueños de chalets en la costa, que se han solidarizado con la familia y que han luchado para evitar que llegara ese momento.

Un grupo de ciudadanos se desplazó hasta el ayuntamiento para manifestar su malestar.

El dueño, Fernando Ramia, se mostró “muy afectado”, y manifestó que “no hay derecho que sin ningún motivo de fuerza mayor se haya derribado”. Aunque hace un mes recibió una notificación en la que le daban 10 días para desalojar el inmueble, Ramia y su familia tenían esperanzas. Así, explicó que “me reuní con el responsable de Costas en Castellón, Ignacio Gil, y me dijo que no se derribaría nada, aunque el abogado del Estado estaba forzando el cumplimiento de esta sentencia”. Su letrado visitó el Ministerio y le dijeron que “hasta que no se llevaran a cabo los pleitos pendientes, no habría derribo”.

Por su parte, el alcalde, Vicent Gil, explicó que “no teníamos constancia de ello, es más, ayer entró una instancia para que se cortase el agua a la casa y nada más, por eso nadie ha ido”. Gil recordó que “ante una sentencia no podemos hacer nada y hemos defendido mantener las casas”. H