Del macho a las hembras. El castillo de Morella no deja de dar sorpresas en los últimos días y el cabrío de gran cornamenta que encontró cobijo en la cueva natural de la Orella del Moro hace semanas ha abandonado el castillo para dar paso a un grupo de cuatro cabras hispánicas.

El grupo de animales autóctonos que ahora ocupa la fortaleza podría resultar más peligroso que el primero, ya que no se está quieto y podría provocar el desprendimiento de piedras. Y es que el macho no causó ningún incidente e incluso se convirtió en uno de los elementos más fotografiados, dejando espectaculares imágenes. Desde que se conoció la noticia a través de Mediterráneo, las visitas aumentaron e incluso se interesó la televisión autonómica.

De hecho, la gente ha llegado a pensar que se trata de una broma y que la cabra montesa era un muñeco de promoción, tesis que se desmontaba cuando se movía por la pared vertical.

OPINIÓN EXPERTA // El director de Museos de Morella, Carlos Sangüesa, intentó espantar al nuevo grupo de rumiantes “por el peligro que supondría la caída de piedras desde una altura tan elevada”. No obstante, teme que vuelvan a aparecer hoy.

Y es que, según el historiador, los mamíferos “se encuentran cómodos en los huecos de las rocas”, pero espera que abandonen el enclave en breve porque “estamos en época de celo”.

Si deciden marcharse, las especies dejarán la fortaleza sin uno de sus atractivos turísticos más curiosos de este otoño. De hecho, muchos visitantes que han subido al castillo les han hecho fotos y el fenómeno ha supuesto todo un boom en las redes sociales, dando a conocer así la localidad de Els Ports. H