El Instituto Valenciano de Conservación y Restauración (IVC+R) en el centro Penyeta Roja de Castellón ha iniciado la restauración del que, según los expertos, es el mayor tesoro paleontológico de Els Ports. El departamento dependiente de la Conselleria de Cultura ha iniciado los tratamientos para poner en valor las piezas de saurópodo hallado en el 2008 en el yacimiento de Sant Antoni de la Vespa de Morella, que permanecía debajo de una escalera en Penyeta desde hace seis años.

El refuerzo provisional de personal ha permitido realizar los trabajos para separar varias vértebras, cuyo peso total superaba las 2 toneladas, con el fin de subirlas a los laboratorios e iniciar los tratamientos. La responsable del IVC+R, Carmen Pérez, explicó durante el pasado mes de julio a Mediterráneo que las tres vértebras de este dinosaurio que vivió en la comarca hace casi 120 millones de años pesaban más de una tonelada y no se podían subir a los talleres porque el forjado no aguantaría el peso. Por ello, resultaba necesario separarlas y, para eso, hacían falta tres restauradores y un paleontólogo, cuando en el centro solo había una restauradora de paleontología.

Una falta de personal que fue solventada con el “apoyo de dos restauradoras de paleontología procedentes de Florencia”, como afirmó Pérez ayer a este periódico. De hecho, explicó que el pasado 1 de octubre se efectuó el traslado de un segundo fragmento de dinosaurio, perteneciente a una gran momia compuesta inicialmente de cinco vértebras cervicodorsales y de 3.500 kilos. Debido al gran peso, no era posible llevarlo a los laboratorios situados en el cuarto piso de Penyeta Roja, por lo que se almacenó temporalmente en la planta baja.

En esta ubicación se realizaron trabajos de intervención in situ en varias fases. La primera consistió “en la eliminación tanto de la espuma de poliuretano expandido como del sedimento que englobaban la superficie ósea, logrando rebajar el enorme peso inicial”. “De esta forma conseguimos un buen estado de conservación del fósil, aplicando una consolidación que era muy estricta hasta saturar la superficie, con el objetivo de garantizar su posterior manipulación”, describió.

En las fases posteriores y “siguiendo siempre las indicaciones del paleontólogo, se tomó la decisión de dividir el gran bloque para poder intervenir y, de este modo, subirlo al laboratorio”, comentó Pérez. En la segunda etapa se continuó con los trabajos de restauración, empezando con la extracción e intervención de una costilla que se encontraba prácticamente desprendida.

“La tercera, en la que actualmente nos encontramos, se ha iniciado con la separación de un segundo fragmento con un peso de 840 kilos. Este bloque se ha podido mover del lugar de almacenamiento donde se encontraba y se ha subido al laboratorio de Paleontología con ayuda de una grúa”, manifestó. A partir de ahora, se procederá con los tratamientos de limpieza, consolidación, adhesión y montaje del esqueleto para posteriores estudios de investigación, documentación y difusión de estos fósiles.

La duración de esta fase es de unos seis meses y, una vez restaurados, la Dirección General decidirá dónde serán expuestos, lo más probable, en Morella. H