Mamporros aderezados con sentido del humor y sin dosis excesivas de violencia. A grandes rasgos, este era el secreto de las películas protagonizadas por Bud Spencer y Terence Hill que, como todo el mundo sabe, eran italianos a pesar de sus nombres artísticos. Spencer fue la gran estrella invitada al ya desaparecido festival de cine de comedia de Peñíscola, en el 2004, y su presencia no pasó para nada inadvertida. Y no solo por su tamaño, alto y corpulento, sino por mostrar siempre una afabilidad que le distanciaba mucho de sus personajes de cine.

Llegó el 31 de mayo al hotel Peñíscola Plaza Suites, y en su corta estancia tuvo tiempo de atender una concurrida rueda de prensa, ofrecer entrevistas a los medios y recibir en el castillo, al día siguiente, el premio Costa Azahar de cine. Sobre sus películas, dijo que “se basan en un humor gestual, como el que hacían Charles Chaplin o Buster Keaton, lo que hizo que se pudiera entender en todo el mundo”. Un estilo a medio camino entre las pelis del oeste y las de tartazos en la cara, que años más tarde adaptaría el director norteamericano Mel Brooks: “Nosotros nos inventamos lo del western cómico, y Brooks lo puso en marcha dos años después de Trinidad”, con producciones como Sillas de montar calientes.

Su talento interpretativo estaba a años luz de los actores oscarizados, pero eso no parecía importarle ni al equipo de sus películas ni a sus fans. Hasta el festival de Peñíscola se acercaron a propósito seguidores venidos de Albacete, Barcelona o Madrid, a quienes atendió amablemente. Llegó al séptimo arte desde el mundo del deporte. Antes de ponerse delante de una cámara, fue jugador de waterpolo y participó en dos Juegos Olímpicos. Tomó parte en más de 100 películas y, aunque siempre se le vinculó a Terence Hill, dijo que solo habían salido juntos en 16 de ellas.

MEMORIA // La reciente desaparición de Bud Spencer --Carlo Pedersoli, su nombre real-- ha refrescado la memoria de grandes actores que acudieron a Peñíscola por su festival, como Charlton Heston, Gina Lollobrigida o Mickey Rooney.

La Ciudad en el Mar recibió a estrellas del celuloide. Ahora saluda con los brazos abiertos a producciones televisivas que siguen cada semana millones de personas, mientras espera que este verano se note el efecto turístico de Juego de Tronos. H