La Diputación de Castellón aprovechó ayer el Día de Europa para alzar la voz y reivindicar que Bruselas sitúe la despoblación rural en su agenda. Así lo demandó el presidente del gobierno provincial, Javier Moliner, en la lectura de un manifiesto en el que solicitó «a los organismos europeos una especial sensibilidad ante este reto sociodemográfico que merece una actuación inmediata y un consenso político y social unánime para evitar que desaparezcan los pueblos y, con ellos, tradiciones, patrimonio, historia e identidad», argumentó el popular.

Durante el acto de conmemoración, celebrado en la plaza Las Aulas, Moliner apeló a los principios «de solidaridad, unidad e igualdad de oportunidades para los municipios» sobre los que se cimentó el proyecto común de la Unión Europea para demandar «que se dote a los gobiernos provinciales de más recursos y mejor capacidad administrativa para actuar de forma eficiente ante la despoblación», resaltó.

Y defendió que estos ejecutivos «son las administraciones más próximas a los pueblos y quienes de forma más ágil pueden atender sus principales demandas».

Una realidad que el propio Moliner abandera desde la presidencia de Partenalia, el principal lobi de provincias de Europa, y que le trasladó recientemente al presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.

No en vano, subrayó que la lucha contra la despoblación del mundo rural es «uno de los objetivos que marcan la gestión de esta administración». «No podemos permitir que ningún castellonense, viva en el sitio que viva, se quede en el camino», insistió.