Dicen que el viento es el peor enemigo de los toreros. Ayer los diestros de Almassora tuvieron que lidiar con los toros y con este elemento, que centró los titulares meteorológicos de la tercera jornada taurina de Santa Quitèria.

Pero en esta plaza, Eolo, señor de los vientos en la mitología griega, no estropeó esas faenas que no necesitan de capote ni muleta al ejecutarse a cuerpo limpio. Su efecto si se notó, sin embargo, en el balcón del ayuntamiento viejo, donde la reina y sus damas sitúan sus mantones cada tarde.

La exhibición comenzó a esa hora que García Lorca convirtió en poesía por la muerte del matador Sánchez Mejías. Luto que la localidad también compartió a las 17.00 horas, cuando se guardó un minuto de silencio por la memoria de Paco Domínguez, componente de la peña Els Clafidors.

Vilanero, de Valdefresno, fue el primero en tomar las calles del recinto taurino bajo el “quin aire fa”, que tantas veces repitieron los vecinos. El ejemplar de El Porrat, muy bien armado, fue recibido a su salida en un mano a mano de rodadores locales. El de encaste Lisardo-Atanasio se empeñó en buscar aficionados por todo el coso, que ayer registró una menor afluencia, y resultó pegador en las talanqueras de las viviendas cercanas al portal.

CON CINTAS // Más de media hora después la Picaora se quitaba el sombrero a la salida de su astado del cajón. El de Las Monjas marcó terreno sobre la arena, mientras en los tendidos se escuchó un “ay” del respetable. Sombrerito se fue por la calle San Vicente y visitó los viales de todo el recinto.

Completó cartel un Mari Carmen Camacho de Sant Roc, Peña 38 y La Vila. Utrerito sí lució sobre el lomo la divisa verde y blanca en honor a su hierro, cintas que están escaseando esta semana por la nueva normativa. Descarado de cara se fue a la Picaora, donde se plantó en el medio y se dejó hacer cuando se le citaba. H