El sector trufícola de la provincia de Castellón está de enhorabuena. Ha cerrado la “mejor” campaña que se recuerda en la última década. Las lluvias de otoño y las condiciones climatológicas han propiciado una temporada de las que ya no se recordaban. Este apreciado hongo ha crecido en abundancia en Els Ports y el Alt Maestrat, donde ha proliferado en las plantaciones, pero también de forma silvestre. De ahí que la calidad haya repuntado, porque estas son las más cotizadas. Estadounidenses, chinos y japoneses han degustado este tubérculo castellonense, convirtiéndose en mercados potenciales. De todos modos, Francia sigue siendo el país consumidor por excelencia.

“La campaña ha sido excelente en cantidad y, en determinados momentos, también en calidad. Es la mejor de la última década, por ejemplo, cada semana se han podido coger 2.000 kilogramos, mientras que el año pasado, en el mismo espacio de tiempo, apenas se llegaba a los 200”, ha explicado Jorge Membrado, miembro del Consejo Regulador de la Trufa, situado en Morella.

La gran oferta existente también se ha notado en los precios, que se han mantenido estables, sin llegar a picos de ejercicios anteriores. “Cuando hay escasez todas las trufas valen, sean de las características que sean, mientras que cuando hay abundancia, como este año, el valor no se dispara”, ha indicado Membrado, quien detalla que las más caras se han pagado al buscador unos 500 euros. Sin duda, la temporada deja un buen sabor de boca, porque la trufa silvestre, la más apreciada, ha estado muy presente. “Los franceses, que son los que más saben de esto, han ido desesperadamente detrás de ellas, ya que su sabor, textura y calidad no tienen nada que ver con las de plantación”, ha señalado este productor, quien apunta que el sector requiere una mayor profesionalidad. “Confiamos en que el consumidor final adquiera cultura gastronómica y exija más calidad”, ha apuntado Membrado.

laboratorio // Una buena campaña que refrenda también una de las voces más autorizadas en la materia. Se trata de Sergi Martí, responsable del Laboratorio Trufícola, que la Diputación de Castellón ha abierto en Villanueva de Viver para apoyar y potenciar al sector. “Venimos de años con muy mala oferta”, ha afirmado Martí. De ahí los buenos resultados, ya que se ha podido dar salida a la demanda existente.

De todos modos, Martí ha especificado que, mientras que Els Ports y el Alt Maestrat han logrado muy buenos resultados, la comarca del Alto Palancia ha sufrido una temporada “muy mala”.

Martí ha apostado por trabajar duro para que la trufa castellonense tenga el reconocimiento que se merece. Se requiere mayor profesionalización, mejorar su comercialización y divulgar los usos culinarios de este valioso tubérculo entre los consumidores. El futuro es halagüeño. Cada vez son más los jóvenes que apuestan por este sector para tener oportunidades en el interior. H