El cementerio es un espacio repleto de tristeza y de nostalgia para unos, de recuerdo para otros. Desde ayer, para José Manuel Mas Usó el camposanto de Almassora es su lugar de trabajo. Este vecino del municipio es el nuevo enterrador tras resultar el aspirante mejor puntuado de los 71 que iniciaron las pruebas del concurso-oposición en enero convocadas por el Ayuntamiento de la localidad.

«Estoy muy contento», aseguró en sus primeras horas como empleado municipal en las instalaciones acompañado de Jesús, el que ya es su nuevo compañero. «Ha sido una suerte grandísima», señala Mas, que el pasado febrero finalizó la relación laboral con su antigua empresa y que ayer, a mediados de marzo, se incorporaba como titular de la plaza que estaba vacante tras la jubilación del anterior enterrador del municipio.

Sin embargo, esa suerte de la que habla ha ido acompañada de tesón. «Trabajaba por las noches y me puse a estudiar a muerte para la prueba teórica». Precisamente, este examen, con el que se inició el proceso, es el que reconoce tuvo más dificultad. «La parte práctica no la podía hacer mal», señaló el elegido, puesto que cuenta con una experiencia de 10 años como albañil y también como trabajador en el sector de la cerámica.

Llegados de toda España

Ambas pruebas, junto con el concurso de méritos y la entrevista personal, lo situaron después de casi dos meses en el primer puesto y, por lo tanto, ganador del concurso-oposición al que, en un principio, se inscribieron más de 140 personas de toda España. Gracias a ello, se ha creado una bolsa de empleo para cubrir vacantes y acabar con la provisionalidad de la plantilla del camposanto.

José Manuel reconoce que, cuando supo que había tantos aspirantes, «creí que no me tocaría». Sin embargo, no pensó en renunciar a ello. Ayer, a primera hora, tomó posesión del cargo en presencia de la alcaldesa, Susanna Nicolau; y el concejal de Servicios Públicos, Joan Antoni Trenco. Una bienvenida tras la que se incorporó a su puesto, con el traslado de un nicho entre las primeras labores. Se trata de una ocupación que le ofrece seguridad laboral y buenas condiciones. Como él dice: «Una auténtica suerte».