La segunda jornada de la Mostra Gastronòmica disertó ayer sobre la época dorada de la naranja en Burriana y la construcción del edificio del Círculo Frutero, un inmueble hoy protegido íntegramente por su valor arquitectónico del modernismo burrianense. Una época, una sociedad y un lugar que Guillem Ríos trató de ensalzar en una conferencia que tuvo lugar en el salón de plenos del ayuntamiento de la localidad.

Fue un tiempo en el que gran parte de la población vivía directamente de la naranja. Y eso mismo que en un momento trajo gran prosperidad para la población en general, con el estallido de la I Guerra Mundial supuso una época de grave crisis económica. Con la intención de sortear sus efectos y también la parálisis de las exportaciones motivadas por los bombardeos a los barcos ingleses cargados de la fruta dorada por parte de los submarinos alemanes, una expedición de comerciantes y exportadores emprendió viaje hacia Estados Unidos y Canadá para buscar nuevos mercados. No les amedrantó el hundimiento del Titanic y, tras mes y medio en el continente americano, regresaron a casa para informar al resto de empresarios.

Pero las esperanzas pronto se volvieron pesimismo con el hundimiento del transatlántico Luisitania y la entrada de EEUU en la guerra. Comenzaron entonces, explicó Ríos en su conferencia, las hambrunas y, con ellas, las manifestaciones para pedir «barcos, pan y trabajo». De ahí que con el fin de la guerra se rebautizara El Pla como la plaza a Wilson, en honor al presidente norteamericano (Thomas Woodrow Wilson), a quien los burrianenses otorgaban el honor de haber acabado la contienda.

Cuna de la naranja

Por méritos propios, Burriana fue la cuna de la naranja y el Círculo Frutero que mañana cumple 101 años es el más claro e importante exponente de «la obra de las obras» edificadas gracias a las ganancias sacadas de su cultivo.

Este inmueble fue un ateneo mercantil que se erigió en un edificio para el pueblo durante muchos años, en lugar de cualquier movimiento cultural, en restaurante de banquetes... y, en los años 70 y 80, en el casal de la falla Societat de Caçadors.

Pero durante la primera mitad del siglo XX fue el lugar de socialización, «el Facebook de la época», el lugar al que acudía toda aquella persona que «quería conocer noticias, emplearse...», apuntó Ríos. Fue la referencia de una auténtica red de casinos con que contaba la próspera Burriana de la época.