Para conocer los orígenes de la Falla Benicarló hay que remontarse al año 1973, y a los lazos de amistad que unían a algunos de los fundadores con los representantes de la Falla Poeta Altet-Benicarló de València, quienes aquel año se desplazaron al municipio y ofrecieron al alcalde, Cristóbal Colón; y a la reina de las fiestas, Lupe Castelló, los cargos de presidente de honor y fallera mayor del monumento de la capital del Turia.

Un año después, un grupo de amigos de Benicarló improvisó un monumento fallero, con el lema La Despertà, a la que añadieron dos ninots cedidos por la comisión de Poeta Altet-Benicarló. A partir de ese momento, empezó a fraguarse la que sería la Falla Benicarló 1975.

María Victoria Pérez de San Millán fue nombrada presidenta honoraria; Rodolfo Carmelo Castelló, presidente; y Lupe Castelló, madrina de la aquella entidad pionera. Con ellos, Salvador Martínez, Luis Guarch, Bautista Sorlí, Paco Marzá, Leonardo Tejedor, Manuel Rico, Antonio Sorlí, Ignacio O’Connor, Emilio Colón de Carvajal, Juan Pascual Sorlí, Antonio Ramia y Agustín Pla integraron la primera comisión. La fallera mayor fue María Asunción Sorlí y su homóloga infantil, Paloma Sorlí Marzá, a la que acompañó el presidente infantil, Salvador Alberích.

Currículo de éxito

Desde entonces, han pasado cuatro décadas y un lustro de historia, que otorgan solera a la agrupación más veterana de la ciudad y una de las impulsoras de las celebraciones josefinas. Camino de llegar al medio siglo de vida, cuentan con una trayectoria plagada de triunfos y reconocimientos. De hecho, encabezan el palmarés local, con 29 galardones, de los cuales 14 son primeros premios.

Por esta efeméride, el cuadro de honor 2018 siente que su nombramiento tiene un significado especial. Bien lo sabe Ana María Quixal Orero, fallera mayor del ente que preside Domingo Roig Marzá, y sus homólogos infantiles, Judith Miquel Marín y Álvaro Esquinas Palau. La agrupación local más veterana sigue haciendo historia.