El cauce del río Millars, especialmente en el tramo del paraje protegido de la desembocadura, se ha convertido en una trampa mortal para las carpas que bajaron con la apertura de las compuertas de los embalses en el último capítulo de intensas lluvias.

Y es que, en cuanto ha diminuído el caudal que se vertía al mar, los peces han ido quedando atrapados en los grandes charcos generados por el arrastre de piedras debido a la fuerza del agua. Con el paso de los días y con el calor, el nivel ha menguado hasta provocar la asfixia de los animales.

La pasarela hormigonada que cruza el río y une los términos de Almassora y Burriana por Santa Bárbara es uno de los puntos en los que se aprecia la importancia de esta mortandad, con ejemplares de grandes dimensiones y varios kilos de peso. En el charco no sobreviven los peces más fuertes, sino los más pequeños, pero el nivel del agua ya es muy bajo y es cuestión de días que se llegue a secarse por completo.

Más hacia el mar, casi en la misma desembocadura, existe otra laguna de agua que, por el momento, contiene una mayor cantidad de líquido. En esta zona, los peces aún se pueden ver vivos, pero con serias dificultades para respirar por la cada vez menor cantidad de oxígeno, un síntoma evidente de lo que puede ocurrir en los próximos días y que tiene como precedente lo ocurrido un kilómetro más arriba.

Uno de los pescadores de carpas que ayer trataba de capturar algún ejemplar apuntó que se trata de ejemplares que han llegaron con el desembalse, “ya que antes de las avenidas del río no había ninguno y ahora los hay que se encuentran en un avanzado estado de descomposición”.

VARIOS PUNTOS // Pero lo cierto es que hay más puntos a lo largo del cauce del Millars con este problema, tanto a la altura de Vila-real, como de Almassora, donde están apareciendo peces muertos. En cualquier caso, todo apunta que la causa de la mortandad es la ausencia de un caudal ecológico o mínimo, algo que, unido a una despreocupación por la captura de los animales que han quedado atrapados, les está empujando a una muerte de la que es imposible escapar. Las competencias sobre el lecho del río pertenecen exclusivamente a la Confederación Hidrográfica del Júcar y, por lo tanto, los ayuntamientos no pueden actuar en este sentido. H