Los alcaldes del interior de la provincia coinciden en que la falta de lluvias causa estragos. En Benafigos, según constata la primera edila, Mercedes Cortés, “todos los septiembres se compra agua que traen en cubas para abastecer a la población, que se multiplica por 10 con motivo de las fiestas patronales”. No obstante, manifiesta que “las inversiones realizadas, como el cambio de los contadores, han permitido que cada año se reduzca el gasto en el suministro, pasando de los 3.000 euros en el 2010 a los 637 euros el pasado septiembre”.

Y es que la infraestructura hídrica en esta localidad, con un pozo municipal y otro que sirve desde Atzeneta al término, es suficiente para las 52 personas del casco urbano y otras 126 censadas que viven en las masías del término, pero no para las que acuden en verano. La causa, según apunta la munícipe, radica en la escasez de precipitaciones durante el año.

El mismo argumento aporta el alcalde de Cinctorres, Antonio Ripollés, quien advierte de que, si el pozo del municipio sufre alguna avería, se quedarán sin agua para consumir, tal como ocurrió el pasado julio, cuando tuvieron que contratar un camión cisterna que tuvo un coste de 2.375 euros.

“Para un pueblo pequeño pagar esa cantidad por una sola semana supone mucho”, lamenta Ripollés, quien explica que “hace años era impensable que ocurriese esto al no haber sequía y no hacía falta tirar del pozo que se averió”.

Por ello, esperan que la infraestructura del agua no vuelva a sufrir ningún percance, lo que supondría un agravio para las arcas. H