Todo apuntaba a una jornada con temperatura primaveral y un sol radiante, pero a medida que se acercaba la hora el cielo empezó a encapotarse y la lluvia hizo su aparición. Sin embargo, la tradicional convocatoria de las paellas de las fallas de Benicarló se celebró igualmente. La adversidad no aguó el ánimo de los asistentes, y menos aún el de los sufridos cocineros. Improvisaron impermeables con bolsas de plástico, recurrieron a carpas plegables o se resguardaron bajo los paraguas. Con ello, chefs y pinches continuaron elaborando el ágape burlando a la lluvia.

De hecho, los participantes hicieron cierto el refrán de Al mal tiempo, buena cara y se tomaron con humor la inesperada agua, llegando incluso a brindar por seguir con la fiesta. Salvada la doble dificultad de elaborar paellas para varios cientos de personas y hacerlo al aire libre bajo la lluvia, dar buena cuenta de ellas no tuvo complicación alguna. La pista anexa --y cubierta-- del polideportivo acogió a los más de 1.200 comensales que se congregaron.

HERMANDAD / El acto, organizado por la Junta Local Fallera, con la colaboración del Ayuntamiento, reunió a las trece comisiones y destacó por el ambiente de concordia y camaradería reinante.

Esta vez, ni siquiera se dio la típica rivalidad entre los distintos chefs sobre cual de ellos había conseguido la mejor preparación. A la hora de elegir los ingredientes hubo variedad, aunque no faltó la reina absoluta de la huerta benicarlanda, la alcachofa.

A la cita acudió la alcaldesa, Xaro Miralles, que compartió mesa y mantel con los miembros de la Junta Local Fallera. Para ella «resulta agradable comprobar la unión que existe entre todas la comisiones y es un buen momento para felicitarse por cómo se están desarrollando los actos». A la vez, mencionó la óptima organización de la Crida celebrada la víspera. «Toda la gente me dice que gustó mucho», aseguró.

Tras la comida y la sobremesa, la jornada prosiguió con una rifa de regalos y, actividades y juegos para los más pequeños.