El 20 de mayo abrirá sus puertas al público Mas de Cebrián, un hotel ubicado en la localidad de Puertomingalvo (Teruel), en la comarca de Gúdar-Javalambre, con la vocación de mostrar la riqueza pasajística, medioambiental y gastronómica de la zona.

Este proyecto hostelero, junto a la provincia de Castellón, nace además con un garante de calidad añadido, la certificación de la Fundación Starlight, una prestigiosa entidad que concede este reconocimiento a los establecimientos con un enclave especial y una baja contaminación lumínica, cualidades que los hacen aptos para la contemplación e interpretación de las estrellas. En la actualidad solo existen 12 alojamientos en España que ostenten esta certificación.

La directora de Mas de Cebrián, Alba Lucea, indica que su “intención ha sido dar a conocer la enorme riqueza de la zona y del entorno de la misma, en la que cobra especial importancia el cielo, considerado uno de los más limpios de Europa”. En este sentido, destaca el carácter pionero del Mas de Cebrián, que ha conseguido un reconocimiento al que también aspira la comarca.

En base a las cualidades que le otorgan su ubicación privilegiada, a 1.150 metros de altura, y a las premisas que marca la fundación para la obtención de este certificado, el establecimiento hotelero turolense incorpora todas las recomendaciones de la entidad, como la iluminación inteligente interna y externa, además de contar con telescopios y prismáticos. Se suma la capacidad de ofrecer al público la información detallada sobre esta temática y la realización de un conjunto de jornadas con observaciones guiadas por expertos en momentos clave. “Nuestro objetivo es fomentar el derecho de las estrellas a brillar y que la gente pueda disfrutar de este brillo”, señala Lucea.

EL ENTORNO // Enclavado en un municipio considerado de los más bellos de Teruel y que forma parte de la clasificación pueblos más bonitos de España, Mas de Cebrián añade a su atractivo propio la cercanía a otros municipios con gran encanto y reclamos de turísticos como Galáctica, Dinópolis, el Maestrazgo (con destinos como la Iglesuela o Cantavieja), la belleza de otros pueblos medievales y la práctica de actividades como el esquí, en pistas de Valdelinares y Javalambre.

Fruto del respeto al medio rural, la arquitectura y la tradición, el establecimiento hotelero cuenta con 12 habitaciones con todas las comodidades, spa con vistas al exterior, sala de reuniones, conferencias y biblioteca; terrazas, cafetería y restaurante, un espacio en el que disfrutar de una propuesta gastronómica “tradicional y creativa, fundamentada en los productos autóctonos y de temporada, entre los que cobran especial protagonismo las setas, la trufa, el ternasco, etc.”, señala Lucea. “Una estética acogedora y acorde con las particularidades de la zona combina el carácter rústico con un toque especial. Asimismo hemos incorporado todas las comodidades para el disfrute de los huéspedes y visitantes y hemos apostado por la accesibilidad. El público puede elegir entre estancias de relax, escapadas románticas, familiares o estancias activas para senderistas o amantes de la bicicleta, entre otras”, apunta la directora, quien destaca también la idoneidad del hotel para la organización de celebraciones sociales. H