Medio centenar de vecinos de las costas norte y sur y de la zona de la ermita de Vinaròs acudió ayer a las 10.00 horas a la oficina de Correos de la avenida del País Valencià para ir a buscar sus cartas, en el que era el primer día de la entrada en vigor del recorte del servicio. Los residentes que no disponen de buzones concentrados pluridomiciliarios constataron que ya no reciben el correo en casa, puesto que muchos de ellos salieron de la oficina con la correspondencia ordinaria que hace tan solo unos días habría llegado hasta sus domicilios.

La intención del vecindario fue la de colapsar la oficina vinarocense, algo que lograron por espacio de media hora, al acudir al llamamiento efectuado por la asociación Migjorn solo unos 50 residentes, de los 6.000 que calculan que afecta la medida.

Al respecto, el secretario de la entidad, Sebastià Fabregat, aseguró que colapsaron «la oficina durante un buen rato», en la primera vez que acuden. Y aseveró que «no será la última». De hecho, ayer se acordó que el sábado por la mañana volverán a acudir todos a buscar su correo.

Fabregat hizo hincapié en que puede haber comunicaciones oficiales o médicas que mucha gente podría no ir a buscar a partir de ahora. «Son cosas importantes a las que hay que poner solución de inmediato», señaló.