La parte exterior del ábside de la basílica de El Salvador se ha convertido en un punto de continuas micciones e incluso, en ocasiones, defecaciones. El hecho de que el edificio y también las calles del alrededor estén protegidos como Bien de Interés Cultural (BIC) no es suficiente para que esté a salvo de estas acciones incívicas. Pero lo más grave es que no son solo acciones propias de animales, sino también de personas de edad muy variada a las que se ha visto realizando sus necesidades en lugares no apropiados para ello. El ábside crea varios recovecos y, por lo tanto, es un lugar un tanto resguardado de la vista, lo que propicia este tipo de acciones casi a cualquier hora del día.

AL ALZA / Lejos de frenarse, las acciones incívicas se están acentuando los últimos días como consecuencia de la presencia de una feria de atracciones en la plaza Mayor, sin que se haya instalado ningún baño público. La aglomeración de personas durante las fiestas navideñas es considerable y eso ha tenido su directa relación con el aumento de este tipo de situaciones. Son tantas las micciones que se vienen acumulando que ni la limpieza diaria de los vecinos e incluso de la propia iglesia son suficientes para erradicar el olor que desprende una zona que debía estar a salvo de este tipo de actuaciones.

Y es que la basílica de El Salvador fue declarada Bien de Interés Cultural (BIC) el 24 de abril del 1969 y, poco a poco, ha ido sumando protecciones hasta que, en el año 2014, la Comisión Territorial de Urbanismo de Castellón aprobó el Plan Especial de Protección de Ciutat Vella y Entorno de Sant Blai. Se trata de una normativa que debe marcar todos los aspectos del casco histórico. Sin embargo, se dan graves situaciones como las descritas.