El presidente de la Diputación, Javier Moliner, dio ayer un paso de gigante en su visita a Morella. Desde que en mayo asumiera la vara de mando en el Palacio de las Aulas, una de sus máximas ha sido la de gobernar para los 135 municipios, independientemente de su color político, con el fin a medio plazo de reforzar el peso de la propia institución.

Moliner es consciente de que con la crisis económica, más que invertir --como hasta ahora se había hecho--, la Diputación puede colaborar con los alcaldes ayudándoles en la gestión de su día a día y, para ello, es imprescindible un mínimo de complicidad y respeto mutuo.

Con su estancia en la capital de Els Ports, Moliner recupera la inexistente relación institucional con el bastión socialista que siempre se le ha resistido a los populares en las urnas y con su alcalde, Ximo Puig, todo un referente en el PSPV-PSOE no solo de la provincia sino también de la Comunitat Valenciana, pues opta a ser secretario general.

Desde hace años, la relación entre el morellano y el expresidente provincial, Carlos Fabra, estaba no solo rota sino dinamitada, puesto que los enfrentamientos de ambos habían llegado incluso al terreno personal. Moliner huye de este escenario y manifiesta su intención de restablecer este vínculo cuanto antes. De hecho, antes del encuentro de ayer ya había iniciado los contactos para establecer algunos acuerdos de trabajo. Buena prueba de ello es la desaparición de la mancomunidad turística del Maestrazgo. La noticia, que se hizo pública hace solo una semana, contó con el visto bueno de Ximo Puig. A pesar de que Moliner solo tenía que acordar la decisión, como presidente provincial, con su homóloga en la Diputación de Teruel, el dirigente popular quiso informar de la situación al alcalde socialista y llegar a un acuerdo con él.

EL FUTURO // Veremos cómo se desarrolla a partir de ahora las relaciones entre ambos mandatarios y cuáles son los pasos a seguir por parte de Moliner, quien hasta el momento no está dudando en tender puentes con otros mandatarios con los que no había contacto, como el presidente de la Diputación de Tarragona, peso pesado de CIU. H