El centro de Burriana se vistió de fiesta anoche. Varios miles de personas salieron a la calle para participar o ver desfilar la Cabalgata del Ninot, un desfile que tuvo como vencedor a la Falla la Mota, que se alzó anoche con el primer premio de carrozas. El carruaje estaba compuesto por un elefante indio en todos grises y morados e iba precedida por una comparsa de leones y domadores. La mezcla de tonalidades llamó la atención de la mayoría de asistentes y del jurado, que falló a su favor. En segunda posición quedó el monumento del Barri d’Onda, seguido de la Vila. El cuarto premio se lo llevó el Barrio Valencia, mientras que L’Escorredor se alzó con el quinto banderín. Cerró el cómputo la Falla la Mercé, con el sexto premio. El premio al mejor Ninot fue para el presentado por la Falla Barrio Valencia.

Las comisiones falleras no defradudaron y ofrecieron una versión crítica, pero con humor e imaginación, de las cuestiones de actualidad. La política municipal fue un año más la reina. El Club 53 abordó cuestiones como el botellón o Sant Gregori apoyándose en míticas películas de cine como Lo que el viento se llevó, Torrente, Piratas del Caribe o Grease. Plaça Chicharro, por su parte, hizo un belén de la política, en la que la llegada de Podemos era el Niño Jesús, pero sin olvidarse de El Caloret, de Rita Barberá. Y eso mismo es lo que llevó al Barri d’Onda a salir disfrazados de bañistas.

Para Cardenal Tarancón, la novel, Burriana se hunde y criticó el estado de la playa después del Arenal Sound. El festival de música también estuvo presente en Cazadores, mientras que la Vila y Barri València se fue a Porc Aquàtic Ventura para parodiar las próximas elecciones municipales con el PP, a China; el PSOE, a Méjico; Cibur, al Salvaje Oeste; y, por último, Se Puede, a la Polinesia.

Pero también la política nacional estuvo presente con los casos de corrupción. La Falla Sant Josep hizo un repaso a todos los partidos políticos, incluido Podemos; mientras que el Centre Espanya, además de Bárcenas y Jordi Pujol, también se fijó en Urdangarín, la Pantoja y los paraísos fiscales. El ébola y la movida madrileña centraron la crítica de Sant Blai y otros, como la Mercé, abordaron la dificultad del fallero actual para subsistir. Por ello se disfrazaron de super héroes para poder hacer frente a la crisis y las nuevas ordenanzas fiscales, mientras que Don Bosco se centró en las fiestas populares. H