Los tratamientos terrestres contra la plaga de mosquitos, que ya se está dejando notar con fuerza en el sur de la provincia de Castellón, resultan “inoperantes” y “poco eficaces” en aquellos municipios con zonas húmedas protegidas, que suponen un foco de reproducción de estos insectos. El primero en levantar la voz de alarma ha sido el alcalde de Almenara, Vicente Gil, quien ha reclamado a la Conselleria de Medio Ambiente que tome cartas en el asunto y colabore para mitigar la proliferación de estos dípteros en las marjales, a las que no se pueden acceder fácilmente. Además, Gil ha anunciado que Almenara va a contratar de forma urgente a una empresa especializada para intentar aplacar la actual plaga.

La reclamación de retomar las fumigaciones aéreas también es compartida por Torreblanca, que tiene en el Prat un punto importante de reproducción; así como por Burriana, que cuenta con una zona de marjal protegida. “Es imposible acabar con estas plagas de virulencia extrema solo con tratamientos terrestres. La normativa prohíbe esta práctica, pero primero deben ser las personas”, ha remarcado el alcalde de Burriana, José Ramón Calpe. Además, el munícipe ha insistido en que, cuando se llevaban a cabo estas técnicas, no tenían “estos problemas”. Por tanto, el equipo de gobierno planea dirigir un escrito al Gobierno central, que es quien aprobó el decreto que prohibe este tipo de fumigaciones, para exigirle soluciones.

Esta línea es compartida por el alcalde de Torreblanca, Juan Manuel Peraire, quien ha insistido en que, a pesar de que están invirtiendo en tratamientos antimosquitos, “las fumigaciones aéreas son más rápidas y efectivas”.

Por su parte, la Conselleria de Medio Ambiente guarda silencio, aunque ya se mostró contraria a esta práctica por los daños que podría acarrear a estos espacios protegidos. De todos modos, los municipios critican que Medio Ambiente asegure que es un asunto de Sanidad, mientras se escudan en que se limitan a cumplir la normativa al respecto. H