El plan autonómico creado para preservar los escasos puntos de costa virgen de la Comunitat fue, durante meses, objeto de debate político en diferentes ayuntamientos. Uno de los más activos fue el de Alcalà de Xivert, debido a los cambios propuestos en este documento sobre el ordenamiento urbanístico vigente en el núcleo de Alcossebre. Transcurrido un tiempo desde el segundo periodo de alegaciones, el alcalde de la localidad, Francisco Juan, expresa su inquietud por la falta de novedades. «Hace mucho que no sabemos nada, a pesar de ser uno de los lugares más afectados», expresa. El plazo de exposición pública quedó cerrado ya a mediados del pasado junio.

El primer edil añade que este panorama provoca dudas entre algunos empresarios, que recientemente mostraron su interés por apostar por el municipio. «Al no saber el estado en el que se encuentra este programa, ven incertidumbre para invertir. Nos manifiestan la posibilidad de hacer nuevos hoteles y residenciales, pero desde el consistorio no sabemos qué responderles».

Tal y como hizo en el momento de mayor controversia, Juan defiende que el Pativel supone un «castigo a uno de los destinos más respetuosos con el medio ambiente», debido a un modelo de crecimiento de construcción desde el centro y hasta la periferia, con edificios de baja altura.

Estos planteamientos hicieron que zonas como Capicorb quedaran sin desarrollar, aunque el plan general vigente sí que establecía la posibilidad de una futura urbanización. Según las primeras versiones elaboradas por la Conselleria de Territorio, se podrían llegar a desclasificar hasta 1,2 millones de m2 de suelo.

PLAYAS / Otro de los aspectos más señalados en la propuesta de la Generalitat es el cambio de tipología de las playas de Manyetes, el Moro y la Romana, que pasarían a ser consideradas como naturales, con lo que se limitarían algunos de los servicios y actividades presentes hasta el momento.

Por todo ello, se entregaron un total de 509 alegaciones, por lo que fue el municipio más beligerante contra el Pativel. Además del límite costero sur, otro punto que se ha quedado en el aire es una franja de terreno ubicada cerca de la cala Blanca, en las inmediaciones del parque natural de la Serra d’Irta. Se presentó un proyecto de desarrollo urbanístico, pero coincidió con el inicio del periodo de moratoria establecido por el Consell. Si bien anunciaron una rebaja en los impedimentos para construir en la zona, por ahora, se desconoce su evolución. «La situación es todo un freno, a pesar de ser un modelo alabado en su día, y el potencial que tiene la cercanía con el aeropuerto», concluye Juan.