Los casals de muchas de las localidades de la provincia han tomado el protagonismo más allá de los festejos patronales y se han convertido en un punto de reunión de jóvenes y no tan jóvenes, sobre todo los fines de semana. Y es que la situación económica actual ha hecho que se cambien las cenas en restaurantes o las escapadas de fin de semana por comidas, botellones y jolgorio en las peñas, lo que sale mucho más barato.

De hecho, las inmobiliarias han puesto el ojo en un nuevo producto: alquilar locales o casas destinadas a reconvertirse en sedes juveniles a causa de que hoy día hay muchos propietarios de inmuebles que se han quedado vacíos o de casas que no logran alquilar, por lo que no acaban por ofrecerlos a los jóvenes.

“Hay muchas plantas bajas para peñistas que van de los 300 a los 500 euros y se alquilan muy rápido. No obstante, los dueños no aceptan realizar un contrato con grupos de menores de 25 años porque los destrozan”, afirma Laura Hidalgo, de la inmobiliaria Monfort i Piquer de Burriana.

Asimismo, desde la mercantil Guinot aseguran que en cada municipio comienzan a buscar su sede en épocas distintas. “En Onda los jóvenes empiezan a preguntar en octubre cara a fiestas” y, aunque hay alquileres específicos solo para la semana grande, muchos se quedan todo el año.

En Vila-real, la capital de las peñas provincial con más de 300 inscritas para los días de fiestas, las inmobiliarias cuelgan en sus escaparates ofertas que no duran ni una semana. Y es que, el centro de la localidad, dentro del recinto de la vila donde se celebran las exhibiciones del bou per la vila, está inundado de peñas que incluso dejan colgados los carteles identificadores durante todo el año y que son parte activa de la vida social de la ciudad a través de la Comissió de Penyes, que organiza eventos como la Nochevieja o el Carnaval de las peñas, que el pasado febrero llegó a su tercera edición en el municipio.

A pesar de que cada vez hay más anuncios en las agencias de inmuebles, la mayoría de los peñistas asegura que “la mejor fórmula para encontrar un espacio a largo tiempo es habilitar casas o garajes de familiares” y que se enteran de los que están disponibles a través de los conocidos.

Por todo ello, los ayuntamientos constatan un crecimiento en el número de collas, que se ve reflejado en los registros oficiales con los que cuentan. En Vila-real hay registradas 322 peñas y calculan que más del 10% acuden asiduamente a los locales durante los 365 días del año; en Burriana el número ha crecido de 92 a 128 en tan solo un año; en Almassora hay 62 peñas taurinas oficiales, a las que hay que sumar los grupos de amigos que se instalan en casals, lo que podría aumentar la cifra hasta el centenar; en Onda estiman que hay más de 80 entidades; mientras que en la Vall d’Uixó solo constatan 20 locales.

La tradición de los casals surgió hace años en el marco de las fiestas de las localidades y ha llegado a trascender más allá de estos. De hecho, se han convertido en la sede social y centro de reunión de muchos jóvenes que tienen un escaso poder adquisitivo. H