El himno de España volvió ayer a ser motivo de polémica en Almassora. Tanto, que la procesión del día de Santa Quitèria se retrasó unos 15 minutos ante la negativa de la alcaldesa, Susanna Nicolau, de que la Marcha Real sonara a la salida de la peana de la patrona desde la iglesia Mayor.

Como ya ocurrió en las pasadas fiestas del Roser, finalmente, no se escuchó a pesar de la insistente petición de los portadores, como tampoco lo hizo en la procesión del traslado de Santa Quitèria. Una circunstancia que fue criticada públicamente por el Partido Popular, grupo desde que el que denunciaron que la alcaldesa de Compromís «prohibió de nuevo que los miembros de la Unión Instructivo Musical La Esmeralda interpretaran esta pieza en el evento del domingo».

Por su parte, la munícipe alegó que solo existe la obligación de que el himno suene «en los actos oficiales a los que asisten el Rey, la Reina o sus consortes, así como en los previstos en el reglamento de honores militares». Y se remitió al real decreto 1560/1997.

Su decisión ya causó momentos de tensión anteayer, a la salida de la imagen de la patrona del convento del Santísimo Cristo, cuando era portada a hombros hacia la iglesia de la Natividad, instante en el que La Esmeralda interpreta la pieza. Esta vez no fue así y, unos metros más adelante, al paso de Santa Quitèria, se llevó a cabo una Muixeranga.

DESFILE RELIGIOSO

La situación se repitió ayer, pero en la parroquia de la Natividad. De nuevo, los portadores esperaron a que sonaran los acordes y la negativa de la máxima autoridad local retrasó el inicio del acto. Finalmente, la devoción a Santa Quitèria fue clave para seguir el desfile, que arrancó a las 19.30. Una lluvia de pétalos recibió a la patrona a su regreso al templo.