El varadero del puerto de Burriana fue el punto de llegada de dos polizones argelinos, de 27 y 25 años, respectivamente, que embarcaron el pasado jueves en tierras africanas. Tras casi un día de navegación, salieron a cubierta para que fuesen avistados por la tripulación, que los mantuvo retenidos y dio aviso a Extranjería. Alimentados y en buenas condiciones, llegaron al puerto burrianense el pasado sábado y permanecieron en la embarcación hasta que, el lunes por la tarde, la Brigada de Extranjería del Cuerpo Nacional de Policía les trasladó a dependencias policiales, tal y como ha podido saber este diario de fuentes cercanas al caso.

Esta no era la intención inicial, ya que, normalmente, los polizones no bajan de la embarcación hasta que esta no regresa al puerto de origen. Sin embargo, este caso es bastante especial porque el barco, después de zarpar de Argelia, iba en dirección a la localidad castellonense para pasar aproximadamente un mes fuera del agua durante el que será sometido a un conjunto de tareas de mantenimiento, tal y como explicó ayer su armador, quien señaló a Mediterráneo que es la primera vez que les ocurre algo similar.

BÚSQUEDA INFRUCTUOSA // “Hasta ahora, nunca nos había ocurrido llevar polizones en un barco que iba dirección a un astillero. Lo normal es esconderse entre los contenedores, pero no fue el caso”, relató. Y señaló que, “antes de partir, la policía argelina hizo una búsqueda de dos horas por toda la nave, como se hace en cada viaje, y no vio nada raro”. “No sé dónde se metieron, pero estaban muy bien escondidos porque la tripulación también limpió las bodegas con agua a presión y tampoco sospechó nada”, añadió sorprendido.

BANDERA HOLANDESA // El barco en cuestión tiene bandera holandesa y hacía la ruta regular Castellón-Argelia transportando contenedores. Tiene unas medidas de 91 metros de eslora, 16 metros de manga y 14 metros de altura. Toda la embarcación está fuera del agua para realizar tareas de mantenimiento en general --soldaduras, repintado, electricidad, fontanería...-- y resulta muy visible desde incluso antes de llegar a la misma zona portuaria.

A pesar de que el suceso ha tenido lugar en el propio varadero, lo cierto es que en todo puerto pesquero corrió la noticia como la pólvora ya que no se recuerda el caso de presencia de polizones en Burriana. De hecho, también los responsables del astillero aseguraron que ésta es la primera ocasión en que se ven envueltos en una situación como esta a pesar de la ya dilatada trayectoria que tienen en el sector naval.

MIEDO A BORDO // El agente del barco en España relató que tanto la tripulación como la seguridad privada que se había contratado para vigilar a los polizones, tal y como exige la legislación, “tenían miedo por la agresividad que estaban mostrando a pesar de que se les daba de comer y de beber”. Pese a los cuidados, añadió el responsable de la embarcación, “estaban encerrados” y, desde el pasado domingo, “estaban causando muchos problemas, rompiendo cosas, armando jaleo… estaban francamente agresivos”.

Precisamente los gritos fueron uno de los aspectos que más llamó la atención a los pescadores burrianenses a la hora de contar lo sucedido casi como si de una anécdota se tratara. Fuentes cercanas al caso señalaron que los jóvenes han sido trasladados a un piso de acogida mientras se tramita su repatriación o devolución. Y es que, como ha podido saber este diario, las condiciones que reunía la embarcación tampoco eran las más adecuadas para que se quedaran allí el tiempo que está previsto que duren los trabajos en la misma.

Con la marcha de los polizones, ayer, el varadero de Burriana volvió a respirar tranquilidad y únicamente se oían los ruidos de los martillos o las radiales con las que se está ya trabajando. Pese a todo, este era uno de los temas estrella en las subastas. Una dura historia de película que, a veces, se convierte en realidad. H