«Quiero ofrecer un futuro mejor a mi familia». Esta es una de las razones que ayer llevaron hasta el cementerio de Almassora a algunos de los 14 aspirantes a ocupar una plaza de enterrador en la localidad. El camposanto acogió a primera hora de la mañana el examen práctico de 14 de las 15 personas que aprobaron la prueba escrita.

Ellos fueron los afortunados de entre los 71 que acudieron al primer test, que demostraron su destreza como enterrador frente al tribunal, dispuestos a obtener la mejor nota posible. Una plaza cuyo salario es de 1.673,01 euros brutos mensuales y que «supone un buen sueldo de por vida», como comentaban los 13 hombres y la mujer que optan al cargo, todos ellos jóvenes y de mediana edad.

La prueba comenzó a las 9.00 horas, bajo la supervisión del tribunal encargado del proceso de selección. El examen, que consistió en dos ejercicios prácticos para valorar la habilidad de los candidatos, comenzó con un simulacro de exhumación e inhumación, con el registro de datos correspondiente, en uno de los pabellones. Posteriormente, cada uno tuvo que romper la tapia de ladrillo de un nicho y reconstruirlo. Los 10 mejor puntuados se someterán, en breve, a una entrevista.