El mercado de la trufa registra precios de vértigo en una temporada dramática del preciado hongo. La intensa sequía que acecha a todo el territorio, apaciguada ayer por las importantes nevadas en la zona, tiene como resultado una nefasta campaña. Como consecuencia, su valor se ha disparado y ya supera los 1.000 euros el kilo.

Recién iniciadas las jornadas gastronómicas dedicadas a la Tuber melanosporum, los restaurantes tienen que ingeniárselas para poder ofrecer menús degustación a precios terrenales.

En concreto, afrontan esta situación de diferente manera. «Ayer pagué el kilo a 1.000 euros. Debido a estas cifras desorbitadas he decidido no sumarme a la iniciativa dedicada la trufa. Pese a ello, he confeccionado platos en carta con este ingrediente, para que el comensal que quiera pueda degustarlo», apunta Raquel Ferrer, del Mesón del Pastor.

Por su parte, en el Restaurante Casa Roque en Morella intentarán «ajustar el precio al máximo, teniendo en cuenta el encarecimiento». «En nuestra propuesta, entre otras creaciones, se podrá disfrutar de una sopa de truita en mulladó con el azafrán ecológico de la Mata o un solomillo de ternera con vino blanco de Castellón y trufa», explica Carlos Gutiérrez. En la capital de Els Ports, la agenda culinaria dedicada al oro negro se inauguraba ayer de forma oficial, no obstante, la nevada caída obligó a posponer el acto de puesta de largo para el jueves. Los días dedicados a la trufa se extenderán hasta el 6 de marzo. Además de la oferta gastronómica, hay programadas exhibiciones, showcookings, exposiciones de aceites milenarios y promoción y catas de vinos de Castellón. Y el 25 y el 26 de febrero se celebrará la tercera edición del original festival literario Morella negra como la trufa.