A pesar de la lluvia que de forma ligera llegó a caer sobre las 14.00 horas en la capital del Alto Palancia, fueron ayer varios cientos de personas las que participaron en la tradicional romería oficial de Segorbe al santuario de su patrona y de la diócesis, Nuestra Señora de la Cueva Santa, cuya celebración se reserva para el primer fin de semana de octubre.
Tal vez, por esas imprevisibles condiciones meteorológicas, muchos romeros decidieron hacer el recorrido a primera hora de la mañana. Así, ya desde las 6.00 horas comenzaron a verse grupos de peregrinos correctamente equipados para superar la larga caminata de 14 kilómetros que separa la Segorbe del santuario, ubicado en la vecina Altura.
Para los más madrugadores se sirvió una chocolatada con ensaimadas en la misma explanada que da acceso al recinto mariano, obsequio de la Asociación de Romeros de la Cueva Santa, que se encargan de organizarlo.
Por otra parte, una vez más, el Ayuntamiento instaló puestos de avituallamiento para que los caminantes tuvieran el abastecimiento de agua necesario.
Entre las celebraciones en el santuario fue destacable la procesión de antorchas, cuya luz resaltó cuando ya se apagaba el día.
El culto a la Virgen de la Cueva Santa, extendido por toda la Comunitat Valenciana, se remonta a principios del siglo XVI. La pequeña imagen de la Virgen, cuya autoría atribuye la tradición a Bonifacio Ferrer --hermano de San Vicente-- fue hallada por un pastor en el interior de la cueva.
En el centro de la cavidad se encuentra la capilla y el altar, cuyas obras comenzaron a realizarse a finales del XVI. Desde entonces numerosos milagros se atribuyen a esta imagen sagrada. H