Son el enemigo público número 1 de las alcantarillas. Se trata de las toallitas húmedas, grandes aliadas en los hogares para la higiene de los bebés y uso doméstico, pero que no son ni desechables ni biodegradables, por lo que, al arrojarlas al inodoro, pueden provocar grandes atascos. Es lo que ha sucedido en Soneja, una población de apenas 1.500 habitantes en la comarca del Alto Palancia, donde han ocasionado un grave problema en la red de alcantarillado de uno de los viales más importantes del municipio, la calle La Huerta, en el tramo entre los ejes Peña y Mesón.

La tubería estaba completamente obstruida y no permitía el paso de las aguas fecales. Es más, tal y como explicó ayer el alcalde, Benjamín Escriche, «las aguas fecales ya estaban entrando por el desagüe de una vivienda».

Precisamente, el aviso de los inquilinos de esa casa al Ayuntamiento permitió dar la voz de alarma de que algo no iba bien.

La sorpresa de los servicios municipales y del propio munícipe fue mayúscula cuando detectaron la causa: las toallitas húmedas. «Al tirarlos por el inodoro, estos productos se mezclan allí con los jabones y detergentes que usamos para la limpieza del hogar, formándose una pasta que queda depositada en el alcantarillado y, en los tramos de viales con poca pendiente, como la calle La Huerta, no son arrastrados por las fecales, llegando a cegar el tubo», explicó el primer edil, que quiere alertar a los residentes sobre el peligro de esta práctica generalizada en muchas casas. Pero también encontraron algunos trapos para la cocina e, incluso, varios cubiertos.

ARREGLO COSTOSO / «Solucionar estos problemas, una vez el alcantarillado ha quedado obstruido, es difícil, tanto por los medios materiales empleados como por su coste», destacó Escriche, ya que tuvieron que contratar una máquina para tirar agua a presión para desatascar la tubería.

Consciente de que la situación registrada en la calle La Huerta puede repetirse en otra zona del pueblo, principalmente en tramos con poca pendiente, el alcalde lanzó un bando. El objetivo, «hacer un llamamiento a la población para que se haga un uso racional de estos productos y se depositen en los contenedores, con la basura orgánica y no tirándolos por el inodoro para que vayan a parar al alcantarillado».

Además de lanzar el mensaje en las redes sociales, el primer edil de Soneja también lo comunicó a través de e-bando, la aplicación para el teléfono móvil. Si pese a ello vuelve a suceder, no descarta adoptar medidas.