Los aficionados a las setas se están frotando las manos por una campaña que puede ser espectacular en el norte de la provincia. En los últimos días, las lluvias se han convertido en un gran aliado para una explosión micológica que llegará la próxima semana.

Sin embargo, las setas van a contar, también, con un gran enemigo: el calor. Las altas temperaturas de septiembre, las más elevadas de los últimos años durante este mismo mes, no están siendo nada beneficiosas.

Muchos buscadores ya han salido al monte y están comprobando que muchas se encuentran están en mal estado. “El excesivo calor de esta semana, con temperaturas de entre 25 y 30 grados a la sombra, está perjudicando notablemente la actual campaña” explicaba el experto en micología, José Agustín Amela.

Además, la próxima aparición de hongos también se vería afectada por “un tiempo muy cálido, que quema las setas, mientras que asfixia a las que van saliendo y ello favorece que aparezcan gusanos” indica Amela. Actualmente, según cálculos de aficionados que ha ido a buscar por la comarca y zonas vecinas de Teruel, “en un 25% de los hongos hay gusanos”.

Otro factor que afecta negativamente es el momento en el que han llegado las tormentas y las precipitaciones de los últimos días: en fase lunar de cuarto creciente y luna llena. Este aspecto “es fundamental, porque está relacionado con la aparición de gusanos y ha desfavorecido un inicio de temporada que se presentaba optimista. Hace una semana, las setas estaban mucho más sanas que las actuales” apunta.

La solución para arreglar la situación es la llegada de nuevas lluvias. Las previsiones apuntan a precipitaciones en los próximos días. Habrá zonas más o menos beneficiadas por el agua después de dos años en los que la irregularidad de precipitaciones ocasionó épocas con escasez micológica.

En la zona de els Ports y el Maestrazgo turolense la actividad tormentosa ha sido elevada las últimas semanas, lo que ha favorecido la aparición.

Ya se han podido recoger ejemplares como los champiñones de prado o los pebraços en diferentes bosques de roble y encina.

También ha aparecido en algunos pinares una de las más deseadas: el robellón. Las perspectivas para Amela “son muy buenas si siguen las tormentas y las lluvias de septiembre para tener un otoño de colorido micológico. H