Cabanes celebró justo ayer el 775º aniversario de su Carta Pobla, tras un completo fin de semana cargado de actos. El pasado sábado, Soledad Segarra (Compromís) cumplió su primer medio año al frente de la alcaldía, después de relevar a Virginia Martí (PSPV) en el puesto. Por delante, cerca de 12 meses para asentar el gobierno del cambio, el cual se fraguó en la primavera del 2016, al no llegar a un acuerdo político tras las elecciones del 2015, para cerrar una etapa de 17 años del PP.

--¿Qué balance realiza de la gestión municipal en los seis meses al frente del consistorio?

--Trabajamos para que la vida de los cabanyuts sea mejor. Me he dejado la piel por conseguir avances, sobre todo en las áreas de formación y empleo. También en hacer comarca, formando parte de dos pactos territoriales para el desarrollo local. Creo que hemos dado un giro total y la gente lo transmite. En dos años se ha salido de la parálisis y pasado a la acción, a pesar de tener pocos recursos. Hemos tirado desde el equipo de gobierno de dedicación, imaginación y muchas ganas. Así, hemos logrado grandes retos y no nos conformamos.

--A falta de un año de mandato. ¿Están cumpliendo lo previsto desde el gobierno del cambio?

--Creo que sí. Accedimos con una clara voluntad de cambiar las cosas para que funcionasen mejor y así lo estamos haciendo. Además, cumplimos con las promesas que hicimos en campaña electoral, como dar la voz a los vecinos y hacerles partícipes del día a día. Que no existieran brechas entre las decisiones del Ayuntamiento y las necesidades de los ciudadanos: empleo, formación, agricultura, patrimonio, turismo, fiestas, servicios, bienestar social… Nos gustaría hacer más, pero la verdad es que el tiempo que tenemos lo exprimimos al máximo, y también nos limita contar con reglas de juego injustas como la ley Montoro que impide invertir los ahorros en actuaciones.

--¿En qué situación se encuentra el Ayuntamiento de Cabanes?

--Completamente estabilizado. Tenemos pormenores, como todos los consistorios, pero nada nos frena un ritmo de trabajo correcto para sacar adelante las ideas y propuestas que tenemos. Nos dedicamos al principio a reorganizar las áreas y a darles más y mejor funcionalidad. No tenemos deudas, tenemos remanentes en las cuentas bancarias, pero no se puede invertir por las decisiones del anterior gobierno central. Cuesta que la gente lo entienda, ya que no tiene lógica que el dinero de los vecinos tenga que quedarse en los bancos y no destinarse a mejoras en la localidad.

--¿Cuáles son los retos para los próximos meses de legislatura?

--Tenemos muchos. También para los próximos años. Un proyecto político como el nuestro se marca metas a largo plazo que sean trascendentales y que no necesiten ser modificadas por futuros gobiernos. Eso significaría que funcionan. A corto plazo están las obras del colegio Nuestra Señora del Buen Suceso, que ejecutaremos gracias al plan Edificant. También conseguir un taller de empleo para las personas paradas de larga duración, así como impulsar la creación de empresas y la asociación de empresarios que está gestándose. Seguir consiguiendo subvenciones, apostar por una partida estable de 10.000 euros para empleo y formación (antes destinaban solo 1.000 euros) para que no hayan los parados de larga duración. Hemos dado un vuelco en la política de formación y ocupación y ahí esperamos convertirnos en un municipio puntero. Cabanes está en un lugar estratégico y, por eso, queremos que se implanten empresas de calidad, que generen empleo digno, sostenible, para que la gente viva aquí.

--¿Existe buena sintonía entre las dos formaciones de gobierno?

--Somos seis personas, más allá de la formación política a la que representamos, e intentamos trabajar codo con codo por el bien del pueblo. Vemos que poco a poco el esfuerzo da resultados positivos. Cada persona tiene una visión de las cosas, una idea de cómo actuar, unas afinidades, una manera de trabajar... Pero hay que superar las diferencias y ver lo que nos une, que es Cabanes y la Ribera. Es cierto que no supimos ponernos de acuerdo tras las elecciones y perdimos un año, no nosotros, sino todo el pueblo. Somos conscientes de ello.

--¿Están las playas listas para la inminente temporada estival?

--El área de Turismo actúa de forma constante por el buen estado de las playas para garantizar que estén en las mejores condiciones. Está todo preparado en cuanto al estado de las mismas o las contrataciones de salvamento. En breve se montarán también los chiringuitos. La tenacidad de Virginia Martí ha hecho que de tener unas playas abandonadas tengamos ahora un litoral cuidado, con oferta de ocio variado. Lo importante es trabajar como ha hecho, durante todo el año, y no 15 días antes de la temporada.

--Surgieron discrepancias con los vecinos de Torre la Sal. ¿En qué punto está la relación?

--Es correcta, como con cualquier vecino. Por sus singularidades, en esta zona es más complicado actuar desde el consistorio y es difícil de gestionar. Tenemos la suerte de contar con una concejala de Urbanismo, Dolores Torreblanca, que sabe de la materia, que tiene criterio y una visión clara de qué hacer. Buscamos mejorar la situación del PAI porque estos ciudadanos tienen los mismos derechos que los de otras zonas.

--¿Qué iniciativas tiene pendiente el consistorio?

--Empezar ya la recuperación del castillo de Miravet para convertirlo en un revulsivo turístico. Buscar una solución a las instalaciones insuficientes para la banda o la biblioteca. Dar carpetazo al caos de la desaladora, mejorar el estado de calles y espacio públicos… Hay mucho por hacer.

--¿Qué deberes le ponen al nuevo Gobierno de España?

-Que dote a los municipios de una financiación digna. No puede ser que asumamos competencias que no son nuestras, por inacción de otras administraciones, y no tengamos recursos para financiarlas. Hay que derogar las medidas de estabilidad de Montoro. Es necesario un cambio profundo del sistema de financiación autonómica y municipal.