La Vall d’Uixó se ha propuesto este verano convertir su patrimonio histórico en un reclamo turístico a tener en cuenta cuando se visita la ciudad. La última actividad en esta línea fue la organización de una visita nocturna guiada, en la que se recorrieron las cuatro torres «que todavía se pueden enseñar», según explicó José Enrique Puchol, el guía que se encargó de dirigirla.

Varias decenas de personas acudieron a la cita en el acueducto de San José, desde donde se inició el recorrido que pasó, en primer lugar, por los restos arqueológicos de la torre de Benigafull, de la que solo queda la base, junto a la parroquia del Santo Ángel.

La siguiente parada se produjo en la plaza de la Asunción, donde se encuentra la de Benizahat, posiblemente la mejor conservada de todas, para después emprender el camino hacia la montaña, en concreto hacia la fuente de la Anogueret, donde se puede ver lo que queda de la Casota, «una torre construida, según se cree, en el siglo XI». La marcha concluyó en la de Torrassa, «de origen andalusí que se encuentra en un espacio rico en patrimonio con restos que van desde una mina o un poblado que podría datarse en la edad de bronce», concluyó.