Vilafranca vivió ayer con intensidad la festividad de San Cristóbal, la primera cita festiva del verano. En esta ocasión, la comisión organizadora preparó un sinfín de actos, que tuvo como evento más destacado y colorido la bendición y posterior procesión de vehículos. Cabe destacar que, este año, el municipio no ha contado con mayoralía, por lo que ha sido un comité el encargado de preparar el programa de fiestas.

El pistoletazo de salida se dio de buena mañana con la celebración de la solemne eucaristía, seguida por el desfile de vehículos. Esta costumbre tan arraigada en la población consiste en la consagración de los carruajes en la zona del Peiró --situada junto a las Fuentes del Llosar--, donde da comienzo la ya tradicional procesión automovilística. Vecinos y curiosos abarrotaron los viales urbanos en una mañana apacible y divertida, que contó con el beneplácito del buen tiempo. En la misma, los vehículos hacen sonar el claxon por todo el recorrido, como antesala al paso del santo, que también fue partícipe.

Tras esta celebración, la comisión organizó una multitudinaria comida en el Parador de Fiestas, que contó con la participación de numerosos asistentes. Ya por la tarde fue el turno de la actividad taurina, con la exhibición de ganado vacuno del hierro de Hermanos Colomer.

Como novedad, este año actuó el grupo Ball Pla en la plaza de toros, que durante más de una hora amenizó la espera de los aficionados. Por último, la jornada festiva finalizó con un toro embolado y con una discoteca móvil. H