Las máquinas ya están trabajando en la rehabilitación de Villa María, una de las más carismáticas de la Ruta de las Villas de Benicàssim y que en peores condiciones se encuentra. Con las actuaciones en marcha, el palacete podrá recuperar su imagen de la Belle Époque, su época de esplendor.

La restauración del valioso inmueble es requisito indispensable, además, para la posterior construcción de los 16 apartamentos de alto standing que tiene previsto edificar la empresa propietaria del inmueble histórico en la parte trasera de la parcela (segunda línea). Así se determinó en el convenio acordado hace años entre la mercantil y el Ayuntamiento y que también contemplaba la cesión de Villa Ana al consistorio y la ampliación y renovación del camino público anexo a la playa l’Almadrava.

La parcela tiene una superficie de 5.718 m2, donde se levantarán dos bloques con las viviendas y servicios comunes, como 57 plazas de párking y una piscina, sumando un total de 4.871 m2.

En cuanto a la restauración de la villa, se procederá a la reparación de los muretes exteriores y el cerramiento con verja. Se renovará también el aislamiento y se resolverán problemas de filtraciones u otros deterioros estructurales. Además, se adecuarán los servicios de pluviales y saneamiento. Según el proyecto, se mantendrá la configuración del edificio, manteniendo elementos estructurales como los forjados, cubiertas o revestimientos.

Esta antigua construcción, datada en 1925, fue diseñada por el arquitecto Francisco de Maristany Casajuana y se ejecutó con una composición clásica con una característica muy singular, como son las dos torres que flanquean la imponente fachada.