Frente a los que les gusta estar apoltronados todas las vacaciones y quizás toda la vida en su casa, apartamento, villa o hogar habitual, en su zona de confort, tengo que alzar mi voz para defender la opción contraria: moverse. Tu refugio, fenomenal pero lo valorarás mucho más a la vuelta, si te vas de viaje. O sea que a viajar. Es fundamental en el desarrollo humano, contra más mejor, salvo quizás si trabajas de viajante o estas harto. Rompes con la rutina y con el estrés quien lo tenga. Es tiempo para ti y los tuyos, te hace libre y abre tu mente, conoces lugares nuevos, culturas diferentes y personas interesantes. Adquieres nuevas perspectivas sobre muchas cosas, lo primero lo pequeños que somos, lo grande que es el mundo, y las muchas personas que viven en él. Generas recuerdos y seguramente muchísimas fotos y experiencias enriquecedoras que formarán parte de tu vida para siempre, incluso lo que en un momento te parece terrible y te sale mal, con el tiempo es una anécdota. Crece tu cultura y desarrollo personal. Vives en directo bellezas naturales, monumentos icónicos y museos que tanto te atraían. Degustas otras gastronomías y sabores exóticos. Practicas idiomas, sin olvidar que la risa es internacional y quién sabe si quizás encuentras a tu media naranja.

Para mí, particularmente, el top es viajar en familia, la mejor compañía, el bagaje que dan los viajes creo que es la mejor herencia que se les puede dejar a los hijos. Aprenden todo lo anterior y estáis juntos todo el día, mejora vuestra comunicación, estrechas lazos y los recuerdos serán comunes y para siempre.

*Notario