Como cada agosto, vuelven las lágrimas de San Lorenzo al cielo de la capital de la Plana. Año tras año, y acompañados por unas temperaturas nocturnas que invitan a pasar unas horas al raso, muchas personas se desplazan hasta los lugares más alejados de las edificaciones y luces de la ciudad para recuperar un poco del paisaje estrellado e intentar contemplar la lluvia de estrellas de las Perseidas, también conocidas como lágrimas de San Lorenzo. En el caso de Castellón, muchos vecinos deciden desplazarse hasta las inmediaciones del Planetari situado en el Grao o hasta el Desert de les Palmes en la localidad de Benicàssim.

Durante las próximas tres noches, «si tenemos la paciencia de contemplar con nuestros ojos (sin medios ópticos) la bóveda estrellada, podremos observar esos trazos de luz repentinos, fugaces (a veces, con estela) e impredecibles que conocemos como estrellas fugaces. Su naturaleza fue interpretada de forma muy diferente a lo largo de la historia, hasta que, a principios del siglo XIX, se pudo calcular que era un fenómeno que se producía en la alta atmósfera.

La altura media a la que se produce esta «veloz» traza de luz es de un centenar de kilómetros y, según su tamaño e inclinación de entrada, puede recorrer más o menos kilómetros en la atmósfera a una velocidad de unas pocas decenas de kilómetros por segundo. Por término medio, estas partículas suelen ser de apenas unos milímetros de diámetro. «Si la estrella fugaz capta nuestra atención por su brillo, superando claramente a las estrellas más brillantes del cielo, se le suele llamar «bólido» y lo puede originar una partícula de unos pocos centímetros», manifiesta el experto.

Unas pocas veces al año es posible detectar una actividad mucho más numerosa que la de una noche normal, cuyas trazas, además, si las prolongamos imaginariamente, «parecen» salir de un punto del cielo denominado «radiante» de la lluvia.

Estos enjambres de partículas con los que se topa la Tierra en diferentes ocasiones a lo largo del año están asociados a las órbitas de cometas, que en sus repetidos pasos alrededor del Sol, cruzan las órbitas de los planetas y dejan detrás de sí una especie de chorro de partículas de desgaste en forma de gases y pequeñas motas de polvo.

La actividad de las Perseidas se prolongará durante unos diez días, siempre con un máximo que se produce habitualmente la noche del 11 o 12 de agosto, con unos 100 meteoros a la hora. Es difícil predecir el momento exacto de la noche en el que se producirá el máximo de la lluvia, y ese margen de error es lo que le confiere algo de encanto a la observación de la noche estrellada. «Este año se espera que sean adecuadas para la observación de las perseidas la noche de hoy viernes y de mañana sábado, si bien, la salida de la Luna pasada la media noche deslucirá los mejores momentos de su observación» matiza Peris.

Actividades que realizar

Aprovechar el atractivo del cielo nocturno allá donde aún es posible observarlo es una oferta de ocio cultural en aumento en nuestro país, conocido como astroturismo. Los fenómenos astronómicos como eclipses, conjunciones planetarias o lluvias de estrellas son un reclamo perfecto para que el ciudadano se desplace fuera de la ciudad, al entorno natural, a observar el cielo y, en la provincia de Castellón, es también un fenómeno en auge que es aprovechado por empresas del sector del turismo activo.

Sin ir más lejos, esta misma noche una empresa castellonense ofrece una ruta natural interpretada en el Desierto de las Palmas, junto a la ciudad de Castellón, que culmina con la observación astronómica. Mañana sábado será una bodega de les Useres la que ofrecerá una velada similar con la degustación de sus vinos bajo las estrellas y en la que también se realizará una interpretación del cielo además de otra observación astronómica.

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