En ocasiones las historias más entrañables y solidarias surgen de la nada, sin planificar demasiados detalles. Esta es una de ellas, protagonizada por un joven peluquero de Castellón, que desde hace tiempo tenía claro que quería “ayudar a gente que no podía permitirse el lujo de asearse o de ir a un salón de peluquería”. “Desde hacía unos meses me había planteado llevar a cabo esta iniciativa en Castellón, pero al final no lo hice”, explica Joel Delgado.

Aprovechó, recientemente, un viaje a Madrid, con la intención de visitar a una amiga, para solidarizarse con aquellas personas que no tienen dinero para permitirse un arreglo de pelo. “No buscaba ninguna intención particular y menos aún, por supuesto, la económica. Solo sentirme realizado con un gesto que sabía que me llenaría de satisfacción personal y que, además, supondría un bien para gente un poco necesitada de ayuda, por pequeña que fuera”, cuenta emocionado este joven castellonense, que ha unido su faceta profesional con la personal para poder realizar esta labor de carácter solidaria.

Joel buscó un lugar céntrico de la capital de España donde sabía que hay personas necesitadas a los que cortar el pelo. Y así lo hizo. A pocos metros de la conocida Gran Vía, en Ópera, montó su sencillo “salón de peluquería”, consistente en una silla y un llamativo babero. “Fueron varias personas las que pasaron durante toda la tarde, y me quedo con el peculiar agradecimiento de cada una de ellas”, señala Joel.

Recuerda que el primer chico al que le cortó el pelo era un joven polaco de 21 años y nada más sentarse en la silla le dijo: “Thanks, it’s my dream” (Gracias, este es mi sueño). Otro, sonriendo, le agradeció el gesto y le dijo que ojalá por ese corte de pelo tan bien hecho tuviera la suerte de encontrar trabajo. Para la mayoría de los que se sentaron en el sillón improvisado de peluquería era la primera vez, en varios meses, que podían asear su aspecto.

gratificante // “Esta experiencia me ha marcado mucho y me ha hecho sentir muy bien. Es la sensación de comprobar como, a través de un detalle tan sencillo, puedes hacer feliz a gente tan necesitada”, manifesta Delgado. Gracias a este gesto de verdadera solidaridad, este castellonense de 23 años se siente, como él mismo detalla, “autorrealizado”, y no descarta repetir en breve la experiencia. Sin embargo, su voz es rotunda y clara: “Me gustaría que más profesionales del mundillo se unieran a esta iniciativa”. Esperemos que así sea. H