Un maestro, un ingeniero industrial, una técnica forestal, una humanista y un químico. Un grupo interdisciplinar que ha iniciado un proyecto común, Entre flors. Una iniciativa de negocio que tiene como base el cultivo del azafrán. La idea surgió al compartir los cinco jóvenes un mismo anhelo, vivir en el pueblo a la par que poder compaginar sus trabajos con el nuevo propósito.

El producto tiene una larga historia en su tierra, desconocida incluso por muchos vecinos de Els Ports. Y es que esta especia tuvo una importancia clave en la historia comercial de la comarca. Así lo atestiguan documentos italianos del siglo XIV que hablan de ella como uno de los productos estrella de la zona. «La comarca del Riu de Morella, on se fa lo millor safrà de la terra, ço és al Forcall, a la Mata i Olocau», reza el documento. Ahora, con este nuevo proyecto vuelve a cultivarse en la Mata siguiendo las técnicas manuales que lo llevaron al reconocimiento internacional. En este sentido, Laura Ferreres, técnica forestal y desde ahora cultivadora de azafrán, apunta: «Trabajamos sin maquinaria y seguimos procesos íntegramente manuales; con esto logramos una mejor calidad del género».

La nueva plantación se sitúa en la ribera del rio Cantavella, como sucedía en el siglo XIV. El proceso para lograr un producto de la máxima calidad empieza por el tipo de suelo en el que se cultiva y también influye la forma de trabajarlo. «Trabajamos en bancales pequeños, la orografía y la tierra son muy buenas para las necesidades de la especia». «Esto, junto con la recogida manual, son las dos piedras angulares sobre las que se asienta la calidad del azafrán», apunta Ferreres.

El nuevo proyecto ha comenzado sin prisa, pero sin pausa. Entre sus objetivos, «poner en valor y dar el reconocimiento que merece el azafrán de Els Ports». «Y potenciar su consumo a través de una producción que respeta las directrices de ecológica, sostenible y enraizada en la filosofía slow».

Filosofía del proyecto

Tal es así que ya tienen en mente nuevas iniciativas y su cartera de clientes crece a la par que el consumidor sabe apreciar la filosofía del proyecto. Por el momento, se van abriendo un hueco en el mercado y ya trabajan con tiendas gourmet. Esperan, ahora, ensanchar sus consumidores entre los restaurantes comarcales que primen trabajar con un producto de calidad y entiendan los valores añadidos que defienden. «Las críticas que tenemos son muy buenas, tenemos el valor añadido del producto histórico y de la tierra, estas son nuestras bazas para destacar», añade Ferreres, quien apunta algunas de las iniciativas que pretenden impulsar: «Tenemos la idea de poder realizar visitas a la plantación durante la recogida para que los interesados vean el proceso». «La recolección se realiza siguiendo la técnica tradicional, al alba», concreta.

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