Consejos vendo que para mí no tengo». Es fácil dar consejos a los demás pero no lo es aplicarlos a uno mismo. No se puede ni se debe dar consejos fáciles y precipitados porque pueden hacer mucho daño.

Hay gente muy inconsciente que con gran ignorancia se mete donde no le llaman y pretenden dogmatizar sobre cosas que seguramente no conocen a fondo. Que te pidan consejo es un honor pero también una responsabilidad. Cuanta desgracia han sembrado la legión de bienintencionados ignorantes. Antes de decirle a alguien lo que tiene que hacer es importante seguir una serie de pautas, la primera escuchar con atención lo que te cuentan, a veces la gente solo quiere alguien que le escuche. Y mejor si te pide el consejo que si se lo das porque si, salvo que este cayéndose al precipicio y tengas que intervenir. Medita y piensa lo que vas a decir antes de hablar a tontas y a locas, y si no tienes ni idea de que decir no digas nada, mejor calladito que diciendo tonterías. Se sincero. No juzgues a tu interlocutor, puede haberse equivocado pero eso no le sitúa «per se» en una posición de malo, malísimo. Ponte en su lugar, empatiza, lo bueno para ti puede no serlo para él y viceversa. Y no tengas miedo de decir lo que no quiere escuchar si es lo que piensas y lo que le hace bien, un amigo de verdad se nota en esto, regalar los oídos es muy fácil decir la verdad no tanto. Si luego sigue la línea correcta o no ya es una decisión suya.

Lo más importante es que haga lo que haga le demuestres tu cariño y tu apoyo en cualquier circunstancia. Y aquí me tienen cumpliendo el refrán.

*Notario