Nos sorprende ver en las autopistas pintadas del tipo “Habrán crisis hasta que haya ética. ¿Tú que vas a hacer?”. Impactan porque sabemos lo que nos quieren decir y porque estamos de acuerdo en que esta demanda de ética es hoy lo más revolucionario, lo más eficaz contra la crisis. En un doble sentido. En primer lugar, nos dicen una gran verdad que los gobiernos se empeñan en ocultar: que las crisis no son catástrofes naturales imposibles de evitar, como los terremotos. La economía nunca ha funcionado por sí sola, depende de la intervención y la voluntad de los que tienen poder e imponen las reglas de juego. Cuando oímos al gobierno alegrarse de haber hecho los deberes, como si no hubiera otro remedio, sabemos que los ricos ganarán más y los sacrificios serán para el resto. No sean ingenuos, esta situación no es necesaria. Se puede y se debe cambiar.

En segundo lugar, “¡decídete!” se refiere a que la fuerza del cambio no vendrá de los partidos políticos sino de cada uno de nosotros. Nos dice que es nuestra responsabilidad como ciudadanos votar a quién se comprometa a cambiar la situación, pero también, y sobre todo, participar aportando nuestras capacidades en nuestros pequeños espacios de poder: en las relaciones familiares, en las empresas, en el trabajo, en el consumo, en las asociaciones, etc. La causa de la crisis no está solo en los políticos, sino más bien en que hemos dejado todo el poder en sus manos. Pensemos en esto. H