La semana pasada, Juanito Castell, guitarrista, cantante, compositor y poeta, nos envió por WhatsApp a una serie de amigos, todos de algún modo relacionados con la música, una invitación para una comida de hermandad, a celebrar el próximo viernes en un conocido restaurante del Grao de Castellón, que pretende ser la edición veraniega del ágape que todos los años se celebra en la festividad de Santa Cecilia.

LA VERDAD es que la mayoría de los citados son personas ya con algunas décadas de vida a las espaldas y que comparten, a parte de la amistad, unos gustos comunes en cuanto al repertorio musical, que hoy la juventud calificaría de carroza o de retablo. Es algo que no preocupa ni poco ni mucho a los asistentes a este gaudeamus, a cuyo final muchos de ellos lucen sus habilidades instrumentales o canoras, en un improvisado concierto en el que todos son público y actuantes, y cuyas intervenciones se celebran con el regocijo afectuoso de todos, independientemente de lo afortunadas que sean. Se trata de un ambiente de camaradería fraternal de personas relacionadas con el mundo del espectáculo que, de esta manera, evocan no solamente los momentos de placer musical, si no la jovialidad de la juventud pasada.

Una hermosa velada que me trae a la memoria aquel himno goliardesco medieval que los universitarios hicieron propio hace ya algún tiempo: Gaudeamus igitur,/ iuvenes dum sumus/ post iucundam juventutem,/ post molestam senectutem/ nos habebit humus. Así pues, gaudeamus en una senectutem muy iuvenes.

Pasadlo bien.

*Cronista oficial de Castellón