El pasado fin de semana visité, con mis buenos amigos del matrimonio Sos Alcacer, el viejo edificio de la Universidad de Barcelona del arquitecto Elías Rogent en cuya fachada principal y planta con tres patios, se inspiró Tomás Traver para diseñar el instituto Francisco Ribalta.

La visita a aquel histórico reciento universitario neorrománico, siempre me conmueve desde la contemplación del cuerpo central exterior, rematado en ángulo con tres puertas de acceso, esquema seguido en Castellón aunque multiplicando las triadas de entrada por tres.

Esa impresión aumenta al entrar en el hipóstilo pórtico porque el verme rodeado de columnas me traslada, sensitivamente, al centro de estudios castellonense. Elías Rogent resolvió el final del vestíbulo con una puerta que da a un jardín, mientras que Tomás Traver lo hizo con una escalinata imperial. La universidad de Barcelona también la tiene aunque en el flanco derecho del atrio.

Al subir el postrer peldaño se accede al suntuoso paraninfo neomudéjar, adornado con pinturas de Ackerman, Bauzá, Baixeras y otros como sucede en Castellón, aunque aquí el estilo es pompeyano y la decoración de Castell.

TAMBIÉN el paraninfo del recinto universitario barcelonés alberga un piano, ante cuyo teclado me senté para desgranar unos compases de la zarzuela La Dolorosa. Me sentía en casa del hermano mayor de mi instituto. En casa de mi tío, vamos.

*Cronista oficial de Castellón