Los jóvenes son los reyes del Whatsapp. Hay que ver con qué agilidad escriben frases, por más que estamos llegando a singulares contracciones para economizar letras en las palabras y escribirlas a más velocidad, lo que está dando origen a un curioso nuevo diccionario de terminología «on line». También el Whatsapp es un paradigma del mal escribir, porque el dedo se le va a uno —a mí el primero— la tecla del al lado y ello, al margen de producir errores ortográficos garrafales, cambia el propósito de muchas palabras.

Un caso que me llamó la atención fue el de un amigo mío que, en una de estas conversaciones escritas con el sistema de mensajería multimedia, consignó la palabra «encordio». Lo juzgué un «desliz de dedo», pero en otra frase, que escribió más adelante, volvió a cometer la misma falta, escribir «encordio» por incordio. La verdad es que es un error bastante común, porque el sonido cerrado de la i inicial de la palabra, tiende a abrirse y a causar que suene e, lo cual hace que la fonética provoque el error ortográfico. Es más, según señala el Manitú Corominas en su diccionario, el término «encordio» era muy común en el medievo y hacía referencia a una incómoda molestia que afectaba a las caballerías a causa de un tumor que crecía ante el corazón (antecordium). El uso del vocablo generó un metaplasmo que originó ancordium y de aquí «encordio».

Para acabar señalaremos que incordio es una refección cultista derivada del citado «encordio», pero que es la que aparece en el actual diccionario de la RAE que «limpia, fija y da esplendor» a las palabras.

*Cronista oficial de Castellón