Has acabado los estudios, te has preparado a conciencia, seguramente hablas algún idioma además del tuyo nativo. Te toca empezar a trabajar.

Y lo primero que debes tener es ganas, estar dispuesto a comerte el mundo. Sé positivo y no te desanimes, hay que saber encajar los golpes a las expectativas que te pudieras haber hecho, y ser realista. Seguramente tendrás menos ingresos de los que esperabas. El tiempo libre se te va a reducir, las largas vacaciones desaparecerán. Puedes buscar trabajo en tu país o fuera, que hoy parece más fácil, mejor remunerado y sin duda es una experiencia vital interesante. Es importante que te haga feliz, no solo por tenerlo si no por desempeñarlo, que te guste lo que haces y tengas la capacidad que requiere el puesto. Frente al jefe, si lo tienes, hay que demostrar esfuerzo e ilusión, intentar no crear problemas, pero nunca ser un pelota, eso no sirve para subir y sí para conseguir el desprecio de tus compañeros y del peloteado.

Valora las posibilidades de crecimiento personal, profesional e incluso salarial: cuánto subes y cuánto puedes aprender, cuánto ganas y cuánto puedes ganar. Sé creativo, toma iniciativas y resuelve situaciones. Intégrate y trabaja en equipo. Puedes crear tu propia empresa. Si tienes una idea conviértete en un emprendedor y desarróllala. Es más duro pero, si triunfas, es muy satisfactorio y serás tu propio jefe. Haz lo que quieras, pero procura ser el mejor en lo que hagas. Tu obligación no es ser el número uno, pero sí intentarlo. Si no aciertas a la primera, no pasa nada, sigue perseverando. Lo conseguirás.

*Notario